No soy tu límite

Por Javier Ribas
¡Ay Señor! ¿Pero cómo se le ocurre decir que eso no lo puedo hacer? Como comprenderéis, fue intentado de inmediato (eso sí con resultado medio). ¿Qué ocurrió? Pues que estaba jugando un partido de padel (sí, yo también hago estas cosas) y en un momento determinado fallé una pelota al intentar hacer una jugada un poco extraña con la que buscaba sorprender al contrario. Mi compañero, de mayor nivel que el mío en este deporte, me dijo en tono cordial: “Esa jugada es muy difícil. No la debes hacer”.Por su gesto  deduje que lo que me decía de verdad y con contundencia era: “Tú no la puedes hacer”. Estuve a punto de parar el partido y explicarle: “¡Hombre, soy coach,… y competitivo, no me lances ese tipo de retos…!” Pero no lo hice. Más que nada para no parar el juego y enfriar a los contrarios. Así que callé y esperé. Aún nos quedaba más de un set por disputar. Se dio la circunstancia y la aproveché. ¡Y me salió bien! Incluso los contrarios aplaudieron y comentaron el buen fin de la jugada. Pero mi compañero no dijo nada. Nada. Nada. Ni bien ni mal. Calló. Silencio. Al girarme, le miré de frente y,.., no abrió la boca.  
Luego volví a intentar la jugada un par de veces más. Una salió bien y otra un desastre. Yo quedé satisfecho y meditabundo. Porque muchas veces soy yo quien, en el terreno deportivo, limita a los demás. Así que será casi seguro que también lo haga en otros asuntos. Las palabras “eso es muy difícil”, “no lo intentes”, “hoy no toca” “tú no puedes”, “¿estas seguro?”- esto último con cierto menosprecio - tendré que borrarlas y buscarles las mejores alternativas posibles. Nadie es otro Cervantes, ni otro Nadal, ni otro… Pero podemos ser muy felices en el intento de escribir lo mejor posible, de hacer deporte bien, de estudiar ciencia con conciencia, etc, y nada ni nadie nos lo debe impedir. Yo mucho menos.