El “velo” mediático, gracias a una hábil diplomacia desplegada desde Rabat con el apoyo francés, ha permitido que el grueso de la opinión pública mundial desconociera el drama del pueblo saharaui, que tiene más de treinta años. La cuestión estaba reservada para los grupos de solidaridad europeos, especialmente los españoles, mientras que al contrario de lo que siente el pueblo, el gobierno ha tenido una posición distante evitando irritar al “amigo” marroquí. En América Latina, solo Cuba fue solidaria con los saharauis, en menor medida México, que ha mantenido relaciones diplomáticas desde hace décadas. Los cambios políticos en algunos países de la región han permitido el reconocimiento y apoyo a la causa saharaui. No obstante, existen países que no tienen una postura definida, como Brasil, Argentina y Chile, que curiosamente no han dudado en reconocer el Estado Palestino, que atraviesa circunstancias similares a las del pueblo saharaui, con la salvedad de que este último cuenta con un gobierno único y su representante legítimo, el Frente Polisario, se ha apegado a los acuerdos de paz de 1991 y mantiene canales de diálogo abiertos. Los años pasan, hoy tengo 33 años, han pasado más de veinte años desde que aún siendo niño leía de la lucha de los saharauis por liberar su patria. No solo los años pasan, también las generaciones; muchos han muerto esperando volver a casa para reencontrarse con los suyos, hoy divididos por un muro de más de 2.000 km y millones de minas antipersona en las llamadas “zonas liberadas”, prueba sobre la cual los saharauis gritan al mundo el derecho a ser reconocidos como Estado soberano. En los campos de refugiados y en las zonas ocupadas, toda una nación resiste estoicamente, contra la represión, el olvido, la indiferencia. Este ejemplo de resistencia, a mi modesto entender, es fuente de inspiración y aliento para las diversas organizaciones de solidaridad y amistad con el pueblo saharaui, que a pesar de la falta de recursos y el velo informativo, acompañan a todo un pueblo en su lucha diaria por la libertad. En la lejana Argentina, un ejemplo de ello es el Comité de Amistad Argentino Saharaui, con sede en la ciudad de La Plata, trabaja en la difusión de la causa e incluso ha ido más allá, desde la prestigiosa Universidad Nacional de La Plata fue lanzada la Cátedra Libre de Estudios sobre el Sahara Occidental, que es todo un éxito. Los recursos son escasos, la tarea a realizar es titánica teniendo en cuenta los intereses que intervienen en este conflicto, pero ello no debe ser obstáculo para que todos los amigos del pueblo saharaui en todo el mundo sigan luchando por difundir la tragedia e injusticia que viven los saharauis desde hace décadas, y trabajar mancomunadamente para ayudar a que este pueblo pueda construir un Estado soberano viable y próspero.
A todos los amigos del pueblo saharaui les digo: “No te des por vencido, ni aún vencido”.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro Articulo publicado en la Revista Shukran, Nº 40, pp. 12. Fuente: Voz del Sahara Occidental en Argentina