Personalmente creo que todos debemos estar prevenidos, vigilantes y llenos de recelo contra la "agenda 2030", sobre todo los demócratas y los cristianos. Solo los abducidos, los adictos a las subvenciones, los adoradores del Estado y los esclavos que no se atreven a ser libres pueden apoyar un mundo donde el Estado sea dueño absoluto del destino y de las vidas.
Un proyecto como el NOM, que no oculta su intención de limitar las libertades individuales, es contrario a la voluntad humana y a la misma Historia, cuya espina dorsal ha sido, desde el principio de los tiempos, la lucha del ser humano contra los que pretendían esclavizarlo.
Por estas razones y porque la democracia es la aplicación del Cristianismo a la política y la gran bandera de la libertad, millones de personas de todo el planeta se agrupan hoy para impedir el triunfo de los promotores de esa agenda, que les sirve de pantalla propagandística y de camuflaje del totalitarismo.
Entre los que se resisten a la implantación de la agenda están los cristianos, para los cuales la democracia no es una opción sino un deber. El cristiano sabe que la democracia es la implantación del cristianismo en la política y que votar a la izquierda totalitaria es como traicionar su fe. Jesucristo vino a la Tierra para liberar al hombre y no existe en política otro sistema que respete tato la libertad humana como la democracia, que deja en manos del hombre su destino, que respeta el derecho al autogobierno y eleva la voluntad popular hasta el cénit. El voto a las doctrinas totalitarias, sobre todo al comunismo, es para los que siguen a Jesús como apoyar el retorno a la esclavitud y al dominio pleno de los "señores" sobre el hombre, creado libre por el mismo Dios.
Cuando veas a alguien luciendo el símbolo de la Agenda 2030, ese circulo con 17 colores que representan los 17 programas, ten la seguridad de que está defendiendo un proyecto contario a la libertad.
En España, uno de los países del mundo más entusiastas con el NOM en sus clases poderosas, lo llevan muchos dirigentes políticos, tanto de derecha como de izquierda, incluyendo a Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y el mismo rey Felipe VI.
Los cambios que proyecta el NOM son intensos y representan toda una revolución en el diseño del mundo. Proyectan un mundo inspirado en el modelo chino: un gobierno comunista férreo y cien por cien totalitario, que controla con mano de hierro a un pueblo sin derechos, sometido y sin otra misión que trabajar bajo la dirección de los que mandan y en un régimen furiosamente capitalista, dominado por la acumulación y el beneficio.
La izquierda mundial, que siempre ha sido adoradora del totalitarismo y del Estado fuerte, ahora adora el NOM y se ha puesto al servicio de ese proyecto, pero también hay entre los mamporreros de la Agenda 2030 partidos de derecha que se han olvidado de sus raíces liberales y humanísticas y que se sienten fascinados por el poder absoluto.
Son tan fuertes y profundos los cambios previstos que el movimiento se conoce también como "El gran Reseteo". La reducción drástica de la población mundial es uno de sus principales objetivos y la lucha contra el exceso de contaminación y el calentamiento global son otros objetivos declarados, aunque es difícil creer que eso sea cierto porque China, que es el modelo que lo inspira, es, precisamente, el país más contaminante del planeta.
Francisco Rubiales