La mayoría de nosotros esperamos milagros de Dios en nuestra vida, nuestra familia o en personas a quienes estimamos. Estoy seguro que una gran parte de los que ahora me leen tienen una petición de esas que creemos casi imposibles y que solo está en las manos de Dios cumplirla.
Y es que a veces queremos que Dios haga todo el trabajo, sin darnos cuenta que en ocasiones, Dios proveerá los medios para llevar a cabo ese milagro que esperamos, pero dependerá de nosotros el dar los pasos necesarios para que ese milagro se concrete.
Y es que el valor y la fe que mostremos serán de gran ayuda para ver lo que para nosotros era imposible de ver.
Cuando Moisés saco a los israelitas de Egipto, poco después Faraón envió a su ejército tras ellos para traerlos de vuelta como esclavos. Cuando los israelitas vieron que el ejército egipcio se acercaba, comenzaron a quejarse contra Moisés diciéndole el porqué los había traído, que era mejor ser esclavos en Egipto que cadáveres en el desierto.
Sin embargo Dios siempre tiene un plan maravilloso, Él jamás mueve una pieza si no sabe todo lo que puede pasar y como poderlo solucionar.
Dios le dio unas instrucciones a Moisés: “Luego el Señor le dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? ¡Dile al pueblo que se ponga en marcha! Toma tu vara y extiende la mano sobre el mar. Divide las aguas para que los israelitas puedan pasar por en medio del mar, pisando tierra seca. Yo endureceré el corazón de los egipcios y se lanzarán contra los israelitas. La grandeza de mi gloria se manifestará por medio del faraón y de su ejército, sus carros de guerra y sus conductores. Cuando mi gloria se exhiba por medio de ellos, ¡todo Egipto verá mi gloria y sabrán que yo soy el Señor!».” Éxodo 14:15-18 (NTV). Me llama la atención que Dios le dice: “¿Por qué clamas a mí?”, y es que ¿A quién más iba a clamar?, luego Dios le dice: “¡Dile al pueblo que se ponga en marcha!”, en pocas palabras: ¡Hagan su parte!, porque Él haría la suya.
Dios cuido a los israelitas todo el tiempo, colocando su nube detrás y no permitiendo que los egipcios se acercaran. Luego cuando estuvieron frente al mar rojo, en donde no había más camino que transitar, Moisés obedeció las instrucciones que Dios le había dado: “Luego Moisés extendió la mano sobre el mar y el Señor abrió un camino a través de las aguas mediante un fuerte viento oriental. El viento sopló durante toda la noche y transformó el lecho del mar en tierra seca. Entonces el pueblo de Israel cruzó por en medio del mar, caminando sobre tierra seca, con muros de agua a cada lado.” Éxodo 14:21-22 (NTV).
Hasta este momento de la historia, Dios estaba haciendo su parte, era un milagro sorprendente, algo nunca antes visto, algo maravilloso que de tan extraordinario podría hasta dar miedo.
La parte de Dios estaba hecha, el milagro estaba servido, ahora era el turno del pueblo de Israel, ahora les tocaba su parte. Y es que transitar en medio del mar no es fácil, caminar y ver a sus lados dos muros de agua, ¿Qué tal si el viendo dejaba de soplar y los muros de agua volvían a la normalidad?, cada paso de los israelitas en medio de esa tierra seca, era un paso de fe, eran pasos que solo hombres o mujeres que tuvieran la confianza plena en que Dios no los iba a dejar ahogarse o morir podían dar.
Yo me imagino caminando en medio de ese pasillo de tierra seca, pero con dos muros gigantes de agua, sinceramente era para tener mucho miedo, era como para no confiarse, sin embargo es allí en donde debemos poner en práctica nuestra parte en el milagro que Dios quiere hacer en nuestra vida.
A veces Dios pone totalmente servido nuestro milagro y lo único que nosotros tenemos que hacer es caminar por fe para que ese milagro se concrete, pero en muchas ocasiones no tenemos ni la intención de caminar en medio de ese milagro, sino que queremos dejarle todo a Dios y luego cuando no vemos nuestro milagro cumplido le terminamos echando la culpa a Él, como que si Él no hubiera hecho su parte.
Hoy quiero invitarte a hacer tu parte en el milagro de Dios, estoy seguro que Dios se querrá manifestar en tu vida, estoy seguro que Él utilizara su creatividad y su poder ilimitado para obrar a tu favor, para ponerte servido tu milagro, pero se necesitara de tu VALOR y de tu FE para que veas cumplido ese milagro, ¿Estás dispuesto?
Es hora de caminar en medio de ese mar, es hora de no permitir que nuestros pensamientos de incredulidad nos eviten caminar por fe en medio de esos dos muros de agua. Dios ya sirvió el milagro, ahora es nuestro turno de caminar con VALOR y FE en medio de esas dos murallas de agua que humanamente dan mucho miedo, pero que si ese viento que las detiene proviene del Señor, entonces: ¡No hay nada que temer!
Camina por fe, créele a Dios, haz tu parte, porque Dios sin lugar a dudas hará la suya. Hoy es un día para que te apropies del milagro que Dios ya comenzó a hacer en tu vida, Dios esta sirviéndote el milagro, ahora tú toma valor y ten mucha fe en Él, y ¡CAMINA!
¡Dios te cuidara siempre que camines en medio del mar!
Fuente: Aliento Diario