No tengo perdón...

Por Anaperezllinares
Siempre he sido una persona con una capacidad nula para recordar las fechas importantes. Año tras año, me olvido sistemáticamente de felicitar santos, cumpleaños y demás celebraciones importantes a mis amigos y familiares.
Y desde que he sido madre esto ha empeorado una barbaridad, porque a esta falta de memoria ahora le añado el gran despiste que me ha regalado la maternidad. Porque no sé  vosotras, pero yo, desde que soy mami, no sé ni donde tengo la cabeza.
Este defectillo mío también tiene asociado algo bueno y es que los demás no tienen que preocuparse si se olvidan de felicitarme en alguna fecha señalada. Lo entiendo perfectamente y no lo tengo en cuenta en absoluto, ya que sé que esos despistes son solo eso..despistes que no implican nada más y que no ponen en duda el aprecio que sienta o deje de sentir por mi la persona en cuestión.
Sin ir más lejos, el pasado día 25 fue el cumpleaños de mi amiga Laura. Es habitual en mi, como ya os he dicho, olvidarme de estas cosas, pero este año me superé a mi misma porque estuve en su casa hablando con ella y ni me acordé. 
Y bueno...aunque sé que me lo perdona, quiero tener un detallito con ella y dedicarle este post. Ya que ni me he acordado de felicitarle ni le he regalado nada, que menos que esto!!
Siempre he pensado que la llegada de Laura a mi vida no fue casual, porque apareció cuando más la necesitaba...
Si la memoria no me falla, Laura llegó a mi cole en 5º de la antigua EGB, el mismo año en el que la que había sido mi mejor amiga se trasladaba de colegio y se iba a vivir a un pueblo a unos km de Valencia. No quiero entrar en demasiados detalles, porque es muy largo y no acabaría nunca, pero os puedo asegurar que ese fue un curso bastante difícil para mi.
Nos sentaron (o nos sentamos, no me acuerdo) juntas en clase y, aunque ella hizo un grupo de amigas que a mi no me gustaban en absoluto y a ella tampoco le gustaban mucho los míos, conseguimos crear un espacio "neutro" que nos permitió conocernos.
Así pasaron los años y, tras el colegio, llegó el instituto. 
A esas alturas se podría decir que ya éramos grandes amigas, aunque nuestra relación siempre ha sido de lo más peculiar. Y lo que la hacía tan peculiar es que en apariencia no teníamos absolutamente nada que ver la una con la otra, se podría decir que éramos totalmente opuestas en la mayoría de las cosas. 
Pero conseguimos encontrar un equilibrio y llegó un momento en el que no podía vivir sin ella. 
A Laura no le gustaba demasiado salir y a mi no me gustaba en absoluto quedarme en casa, lo que hizo que muchas de las experiencias mas "importantes" para mi en los años de adolescencia no pudiera compartirlas con ella en primera persona. Pero me acostumbré a ello y, una vez más, conseguimos encontrar el modo que nos permitiera ser amigas a pesar de estas diferencias. 
Así que, aunque no pude compartir con ella muchas vivencias, luego me pasaba horas en su casa, contándole con todo lujo de detalles todo lo que había ocurrido. Me acostumbré tanto a esta situación, que parecía que las cosas no hubieran pasado si no se las contaba!
Han ido pasando los años...cada una hemos ido convirtiendo nuestra vida en aquello que queríamos, o al menos lo hemos intentado y ya han quedado muy lejos las niñas que éramos cuando nos conocimos. Hemos cambiado, acercándonos y coincidiendo más en unas cosas y distanciándonos en otras Las cosas han cambiado tanto, que si nos vieramos desde nuestros ojos de cuando teníamos 15 años, estoy segura de que no nos reconoceríamos.
Actualmente nos vemos muy poquito, lo que no tiene perdón porque vivimos al lado, pero no por ello siento que nuestra amistad se haya perdido. Las situaciones han cambiado y nuestras vidas e inquietudes también, lo que hace que a veces sea difícil encontrar un momento, un punto en el que coincidir,ese espacio "neutral" que encontramos de niñas en el que nos entendíamos tan bien.
Pero yo siento que ese espacio sigue ahí. No necesito verla todos los días, ni que hablemos por teléfono, ni que nos digamos lo amiguisimas que somos para sentir que estará ahí siempre para todo lo que necesite. Y por mi parte, sé que haría cualquier cosa que me pidiera en el momento en el que lo necesitara.
Porque hay personas que son tan importantes en nuestra vida que no hace falta buscarlas fuera para reafirmar lo que significan. No hace falta buscarlas fuera porque están dentro, en cada recuerdo, en cada experiencia, en todo lo que nos hizo convertirnos en lo que hoy somos. No hay que intentar retenerlas o traerlas a nuestro lado porque nunca se han ido.
Sin duda, Laura y yo hemos sido y somos grandes amigas. 
La vida, las situaciones y las circunstancias cambian. Acercan y alejan, nos unen y nos separan. Pero todo está en la superficie.
Lo que importa, lo que realmente importa y  hace que la vida tenga sentido, está a un nivel mucho mas profundo, mucho más difícil de llegar, al que solo unos pocos tienen acceso.
Unos pocos sin los que mi vida no sería la que es ni yo sería quien soy, que no se irán nunca porque los llevo siempre conmigo. Unos pocos que, como Laura, han sido y serán los mejores compañeros de viaje.
Aunque con bastante retraso...Muchas felicidades Laura!!!