No todo es fútbol

Publicado el 29 junio 2014 por Alfredo Eduardo López Liñares @BackInMadrid


Es domingo y me levanto temprano porque tengo trabajo que terminar. Preparo el café y me dispongo a sentarme frente a la computadora. Antes de meterme de lleno en la obligación, leo un poco los diarios, algunos títulos, reviso el correo y de fondo pongo la radio.
Ya que el trabajo que debo hacer es impostergable al menos pensaba en disfrutar el momento, hacerlo lo más ameno posible, a pesar de tener muchas más ganas de quedarme un rato más en la cama este frío domingo de junio.
Elegí la radio como compañía ideal, bajita porque todos en casa aún duermen. Hubiera sido perfecto sintonizar una buena FM, con música tranquila, pero como el dial estaba ya en una emisora de noticias así lo dejé un rato.
Aguanté el informativo el mayor tiempo que pude. Por los parlantes se derramaban ríos de palabras, todas preocupantes, alarmantes, noticias perturbadoras y referidas al incierto futuro de nuestro país que rompían por completo aquel clima que había imaginado. El default, los fondos buitres, la recesión, la inflación, la economía quebrada mientras desde el gobierno quieren convencernos desde hace una década de que atravesamos el mayor crecimiento histórico de Argentina. Pero los hechos aplastan las palabras y en estos días, el vicepresidente de la Nación fue procesado por CORRUPTO. Lejos de removerlo de su cargo o tomar una distancia cautelosa hasta que la justicia se expida, la Presidente argentina intenta proteger a su segundo. Porque seguramente, como reza la sabiduría popular, “entre bomberos no se pisan la manguera”.
Y me aburro... y me indigno de escuchar tanta información desagradable. Por suerte, termina el repaso de la actualidad nacional y comienza un rato distendido en el que los locutores intentan representar con palabras un domingo invernal.
Entonces ¡Otra vez!... Sí, otra vez lamento no haber puesto música... Ahora una catarata de frases hipócritas, gastadas, mentirosas que pretenden disfrazar la dura realidad: -“¡Un domingo que ya está palpitando el partido que hoy se jugará a la una de la tarde!”…
 Me pregunto por qué en Argentina (no sé en otros lugares) todo se maneja tan MAL a través de los medios. Y más aún me pregunto, por qué tantos compran este clima festivo tan irreal. ¿Será porque no tenemos otros motivos de alegría? ¿Será porque si Argentina gana el Mundial de Fútbol el sueldo mágicamente nos rendirá más en el supermercado y bajarán los impuestos? ¿Será porque nuestra sociedad está tan cansada de estar atrapada en los mismos problemas a perpetuidad que decide anestesiar su conciencia con cualquier cosa que quieran vender?

Hoy no juega la selección argentina pero da igual. Parece que todos debemos “PALPITAR” el mundial, “SENTIR” la camiseta, “ALENTAR” a nuestros jugadores, “GRITAR” todos los goles que sea posible.
Yo también he alentado muchas veces a mi país y he estimulado a mis hijos a “hinchar” por Argentina cuando eran pequeños, pero ya no creo en esto. Me he vuelto más objetiva.
En el círculo íntimo, seguramente todos tenemos más de un motivo para sentir felicidad, pero en lo que a nuestra patria respecta, creo que hay una tristeza generalizada, una desesperanza nunca antes vista, una profunda decepción. Otra vez nos traicionaron aquellos en quienes depositamos nuestras esperanzas siempre renacidas.
Pero en estos días la vida pasa por el fútbol. Cada publicidad (principalmente las de los omnipresentes medios oficialistas) hacen referencia al mundial de fútbol y a lo unidos que tenemos que estar los argentinos apoyando a la selección. No compro, no creo, la realidad de nuestro país está muy lejos de lo que estos medios populistas intentan con gran descaro y torpeza meternos en la cabeza.

Y claro que amo los colores de mi bandera, pero no la uso para creer en lo increíble… Amar a nuestra patria no es enfundarnos con su bandera, gritar desaforadamente los goles cada cuatro años, ni llenarnos la boca con exaltadas  palabras que en menos de un mes quedan en el olvido.
Amar a la patria es otra cosa. Es honrarla con respeto, dignidad y responsabilidad, justamente todas las virtudes de las que carece nuestro gobierno actual.
Pensemos bien… No todo es fútbol.