En un congreso muy reciente celebrado en Barcelona yo "actuaba" delante de un conocido cirujano experto en marketing médico y, quizás, un poco pagado de sí mismo. Aparte de llegar tarde injustificadamente, una falta de respeto hacia los demás, inició una charla espectacular sobre las bondades de la tecnología e Internet pero al primer vídeo, poco relevante, se quedó atascado y, en vez de continuar tuvimos que esperar a que el técnico en audiovisuales lo arreglara. El resultado final fue que tuvo que tragarse la mitad de la charla, por falta de tiempo, acabándola a toda prisa. Un fallo de planificación elemental, resaltado en todos los manuales de oratoria pública.
La conclusión, por tanto, es que estamos en los albores de la tecnología digital para los no profesionales y que el ser humano va perdiendo la capacidad de reacción frente a una situación inesperada pero previsible. Un chiste muy sencillo de hace muchos años: "Señores, estamos a punto de despegar en el avión, sin pilotos, más moderno del mundo. Podrán comprobar que todo funciona, que todo funciona, que todo funciona, que todo funciona, que todo funciona...". ¿Lo han captado?