No todo está perdido. Menos mal

Por Siempreenmedio @Siempreblog

El día 1 de febrero presentamos en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife el documental Los Mares Petrificados, del que ya he escrito aquí, sobre la vida y obra de López Torres. Me sorprendió que alguien me dijera que una profesora de Lengua de un IES de Gran Canaria se desplazara desde la isla vecina sólo para asistir a ese estreno y por interés hacia la película y su protagonista.

Pasada la marejada de la noche de la premiere, conseguí el correo de dicha docente y establecí contacto con ella, porque me interesaba saber qué le había parecido y si le había rendido la molestia de viajar, etc.

Más allá de sus apreciaciones sobre nuestro trabajo, que no pondré aquí, Elia Padrón, que así se llama la filóloga (implicada en la difusión del legado artístico que las vanguardias artísticas dejaron en las islas), me insistió en proyectar el documental en el Instituto en el que da clases, el Josefina de la Torre, de Vecindario.

Enseguida le dijimos que estábamos dispuestos a hacerlo, pero en nuestro foro (el del director Miguel G. Morales y el mío como guionista) nos surgieron muchas dudas. Pensábamos que sería un acto más protocolario que otra cosa, que poco interés iba a suscitar entre alumnos del actual bachillerato un documental en blanco y negro, con música de un cantautor… etc.. digamos “un producto cultureta”.

Y llegó el momento. Y créanme que me quedé sorprendido, de nuevo por “Lo imprevisto”. De inicios todo era como habíamos esperado: adolescentes, piercings, acné, mucho revuelo (alguna que otra broma y risitas -me llamo Leoncio, como un dibujo animado- etc).

Pero se apagaron las luces y arrancó la proyección. Se hizo el silencio. Los casi 120 alumnos del bachillerato de cultura audiovisual del IES Josefina de la Torre permanecieron atentos a la pantalla, y luego realizaron preguntas inteligentes, correctas en la forma y audaces en el fondo. Y sobre todo respetuosas sin caer en ceremonialismos indebidos.

Explico todo esto porque tendemos, la mayoría de las veces, con excesiva frialdad a generalizar sobre los adolescentes y sobre sistema educativo actual. Y como siempre, erramos en la generalización. Los alumnos y algunos profesores del Josefina de la Torre así me lo demostraron hace algunos días.

No todo está perdido. Menos mal.