Sin la necesidad de usar papel en cinco texturas/colores distintos ni contar con un diseño gráfco muy elaborado, F de C Reader responde a lo que muchos buscamos en realidad en una revista impresa: algo interesante que leer. El texto es la base absoluta de esta publicación que gira entorno a la industria de la moda y la fotografía (en su página web puede leerse la siguiente descripción: “[F de C Reader] is a down-to-earth deconstruction of the cultural spaces that have come to be formed between fashion, fashion writing and the photographic.“), tratando los sujetos que aborda de forma seria, pero poco pretenciosa y abordando con la misma dedicación la obra de un diseñador como las labores de una fábrica textil china. Es tan democrática en la distribución -por diez dólares te la mandan gratuitamente a cualquier lugar del mundo- como en el contenido. Aunque incluye entrevistas con gente relativamente reconocida dentro de la industria de la moda, como el fotógrafo Anders Edström o el creador de las revistas de street style Fruits y Street, Shoichi Aoki, la revista parece querer informar más bien de todo aquello periférico, de aquello que queda al margen de los triunfadores ofciales de la industria de la moda.
En las escasas entrevistas que se le han hecho, Alin Huma menciona a menudo la revista francesa Purple como referente clave dentro de la prensa de moda. Habría que especifcar, y me parece que el propio Huma ya lo hace, que hablamos de la Purple de hace diez o quince años y que poco tiene que ver con el “gloss” de la versión que edita Olivier Zahm hoy en día (un proceso evolutivo que merecería un artículo a parte). En este sentido, F de C Reader surge como una especie de hijo bastardo de la Purple de los años noventa, en la que empezaron fotógrafos míticos como Richardson, Edström y Teller. Al mismo tiempo Huma dice querer escapar de la autocomplaciencia estética tan presente en la prensa de moda independiente y prefiere basar su publicación en la inconstancia, la no-forma y la contradicción. Cercana a los principios de deconstrucción de Martin Margiela, pero sin ser dogmática, esta pequeña revista no parece tener ninguna prisa y ni rumbo concreto. Cuando llegó, me pasé dos semanas leyéndola en todas partes: en la línea M13, en la cama por la mañana, en la escuela y en el avión. Es verdad: cabe en todas partes, no pesa nada, las imágenes están tan difuminadas como los sueños o los recuerdos y si la terminas puedes reciclarla sin mala conciencia. También nos dice: no tengas prisa, no pasa nada, no hay ninguna meta a la que llegar, no hay que correr. Es un buen mensaje para cuando llegas tardísimo a la academia y la M13 vuelve a tener problemas de circulación.
Articulo by Elsa Lluis Martell para LMC