Título original:
Nobi (Fires on the plain)
Año:
1959
Fecha de estreno:
3 de Noviembre de 1959 (Japón)
Duración:
108 min
País:
Japón
Director:
Kon Ichikawa
Reparto:
Eiji Funakoshi, Osamu Takizawa, Mickey Curtis, Mantarô Ushio, Kyu Sazanaka, Yoshihiro Hamaguchi
No cabe duda de que Japón es un territorio rico y poco explorado para el mundo occidental, tanto es así que desde nuestra ignorancia, a veces, lo tachamos de realizar un cine muy poco cosmopolita y demasiado apegado a su particular idiosincrasia. Uno halla el error cuando se dispone a ver, por ejemplo, la antibelicista “Nobi (Fuego en la llanura)” de Kon Ichikawa. Este director no tiene un gran nombre ya que sólo se suele destacar de él “El arpa birmana” y “Nobi”. Curiosamente las dos (tres, si se cuenta el remake de la primera) tienen un marcado estilo antibelicista. Así pues, este director nipón da lo mejor de sí en este género encuadrado en la II GM, destacando una compleja y enorme ambientación.
Ichiwaka nos relata el padecimiento de los últimos soldados japoneses con vida en las postrimerías del frente filipino en el 1945 de la II GM, vemos con claridad que nos encontramos con un final ya escrito, porque no hay posibilidad de ganar la guerra ni de sobrevivir a las bombas y ametralladoras norteamericanas. El film siempre nos muestra la trama desde un punto de vista pesimista, el más pesimista de todos. A diferencia de “La condición humana” de Masaki Kobayashi u otras antibelicistas japonesas, aquí no nos encontramos con discursos profundos sobre el sinsentido de la guerra, sí nos encontramos con una historia sobre supervivencia extrema dónde el protagonista está completamente desahuciado y a merced de los enemigos (también de sus compañeros). Esto es, quizás, lo más llamativo e inhumano de la historia, asistimos a la “supervivencia del más apto”, como dijo Darwin, y dónde se coopera con el compañero hasta que éste deja de ser útil y, entonces, deshacerce de él.
“Nobi” es una experiencia traumática que se focaliza en ese ambiente malsano y crudo -la acción y el discurso antibelicista siempre se muestran secundarios-, así pues no esperemos grandes escenas de acción o efectos especiales. La grandeza se halla en la capacidad del director para mostrarnos sin censura todo ese dolor del que nos hace copartícipes. La escena siempre conlleva sudor, sangre, caras desencajadas, harapos, enfermedades, charcos, lluvia, viento y demás elementos; es sin duda la puesta en escena el eje sobre el que circunda la película. Es recomendable verla en alta definición y así poder disfrutar de la fotografía, y, si se puede, verla también en pantalla grande. El disfrute será mayor así como el poso que deja esta historia tan miserable.