Pero, aun así, José Antonio del Moral tuvo la nobleza de acompañarme en mi presentación de Tinta y oro en Salamanca y de basar su crónica de esa tarde en dos de los cuadros que yo refiero en el libro. Y con ello me dio una lección de saber estar. De que las filias o las fobias que sentimos ante terceras personas nunca deben condicionar nuestra relación con el de enfrente.
A todo esto, conviene recordar que Del Moral, le pese a quien le pese, es quizá el autor taurino más vendido. Su obra Cómo ver una corrida de toros ha sido traducida a un buen número de idiomas, cuenta con no sé cuántas ediciones y es un básico para cualquiera que desee iniciarse en este mundo cainita de lo taurino.