Año:1981.
Género: Horror.
País: Estados Unidos.
Duración: 85 minutos.
Dirección: Sam Raimi.
Intérpretes: Bruce Campbell, Ellen Sandweiss, Hal Daldrich, Betsy Baker, Theresa Tilly.
"Ash y su novia Linda, junto con tres amigos más, van a pasar un fin de semana a una cabaña que han alquilado en las montañas de Tennessee. En el sótano de la misma descubren una daga, un libro y un magnetófono que tras conectarlo, reproduce unos conjuros que despiertan a entidades demoníacas aletargadas. Esos demonios irán poseyéndoles uno tras otro… Y sólo pueden morir siendo descuartizados."
Lo que me desconcierta es que, siendo un ejemplo como 'El Proyecto de la bruja de Blair' costó casi lo mismo, tuvo un empuje diferente si (el nacer de Internet), pero me metió más en la trama que la propuesta de Sam Raimi.
Es claro, si, que la nueva piedra angular del horror de bajo presupuesto fue cimentada por Sam Raimi y su empuje a pulmón para sacar adelante a este proyecto que tomó casi cuatro años realizarla y que, con la separación entre momentos de filmación, se han arrastrado decenas de errores que se pueden ver claramente en pantalla cuando se ve por primera vez la película. Todos estos detalles no hacen más que 'arrastrar al Infierno' el proyecto a cualquiera que no haya sabido nada y se haya dispuesto a ver de primeras la película.
La historia es terriblemente simple y por eso le da pie a la trama a desarrollarse por si sola: cinco jóvenes que disfrutan relajándose en una cabaña en el medio de la nada, hasta que descubren algo en el sótano de la propiedad y liberan accidentalmente un(os) demonio(s).
Hay veces en las cuales la película cimenta un horror tenebroso y sobrecogedor con el bosque lleno de niebla y ruidos extraños, tiene sustos imprevistos muy logrados, y también tiene humor negro pero no se combina totalmente los dos aspectos fehacientemente. Tiene momentos para
descostillarse de risa, si, y también tiene momentos truculentos, sangrientos, violentos y morbosos, pero ninguno me llamo la atención más de lo debido, excepto por esa (ahora si lo tengo en claro, no estaba alucinando) escena de violación vegetal que sufre Cheryl, cuando una rama se
inserta violentamente en... ya saben dónde. Me encantó ese momento.
Los cinco protagonistas de la película actúan en diferentes niveles, y no sobresalen ninguno más que otro, al menos dejando de lado al indiferente y algo perdedor Ash de Bruce Campbell, que todavía no tenía tintes de culto por esos momentos. Bruce se mantiene alejado del horror (no tanto) hasta el tramo final, en donde queda a la merced de los demonios. Un acierto genial es que ninguno en el grupo representa cliques de estereotipo; todos son iguales a los ojos del espectador, no hay casi diferencias y por eso es un poco más simple sentir algo por ellos.
El filmar entre períodos verdaderamente afectó al film, y los gazapos totalmente visibles están a la orden del día; francamente, de no haber tenido un franco presupuesto ínfimo no hubiera perdonado los terribles errores que se cometen, y a la hora de recordarlos me dan mucha gracia, no saben cuanto.
Calificación: B