Allí estaba yo, no sabía bien la razón , echando vaho por la boca en una noche oscura y temblando de frío, de nervios, de miedo. La cabeza me daba vueltas y quería irme de allí. Pero no me fui.¿ Por qué? Quizá porque los demás se quedaban.
Esa tarde quedé con los colegas en un hotel. Ya lo habíamos hecho más veces. Pedimos una comida a la habitación. Comimos mogollón y luego nos pusimos a planear la noche. El Pelusa y el Tono querían marcha. Esa noche daríamos el golpe. Otros, como El Melenas y yo, no estábamos muy por la labor. Acabaron convenciendo al Melenas. Me quedé solo, así que dije que sí, pero que yo solo vigilaría.Empezaron a correr los porros. Me ofrecieron y dije que no. Me siguieron ofreciendo, y después de decirme varias veces que era un marica y que no iba a ser capaz de hacer nada si no iba colocao, cedí. Los otros siguieron con cosas más fuertes. Salimos ciegos del hotel, que dejamos sin pagar como siempre. Estaba anocheciendo. Miré al cielo y no vi luna alguna. No me importó, no me importaba nada. Nos dirigimos al parque del que habíamos hablado, una zona solitaria y oscura. Al final del parque había una boca de metro. Esperamos inquietos detrás de unos árboles hasta que vimos salir a una pareja. Nuestra presa. La pareja entró en el parque muy abrazada y comenzando a besarse. En cuanto nos sobrepasaron, salimos disparados hacia ellos. El Pelusa, el Tono y el Melenas se tiraron encima de ellos haciéndolos rodar por el suelo. Los sujetaron con fuerza y les pidieron a gritos las carteras. La chica entregó la suya, pero él se resistió. Entonces sacaron las navajas. Se hicieron con las tarjetas y el dinero y tiraron las carteras. Se acabó,vamos, grité desde mi puesto de vigilancia . Pero mis compañeros no parecían todavía satisfechos. Empezaron a golpear a la pareja con mucha violencia. Me acerqué y les enchufé con la linterna del móvil. Vi como empezaban a toquetear a la chica a lo cerdo. Vi también una puta navaja caída en el suelo. La cogí. Miré al chico que intentaba levantarse para defender a su novia .Sin pensarlo, clavé la navaja una vez, y otra y no sé cuántas veces más.
Fui al hospital a ver a la pareja. Se lo debía.Tenían la cara destrozada. Lo sentí más por ella, era mona la tía. Me recordaba tanto a mi primera chica...Por el barrio ni se me ocurrió volver.