Desde que tomó el poder, Sánchez ha acumulado bajezas, mentiras, estafas y traiciones para llenar todo un tren de ignominia y suciedad.
La reacción constitucional y democrática ha tardado en aparecer, pero la locura sectaria ha llegado tan lejos que muchos se están enrolando en la resistencia anti sanchista al convencerse de que Sánchez y los suyos han emprendido, sin reservas, la senda totalitaria.
Otro síntoma del fin de ese sanchismo se está viviendo en las universidades, donde los violentos marxistas han contado con la cobardía del claustro de profesores y de una pandilla de rectores impresentables, siempre plegados al poder y a la dictadura de los estudiantes más radicales. Hoy, la resistencia a la corrupción y a la bajeza de la izquierda gobernante crece en las aulas y cada día son más los estudiantes que se resisten al adoctrinamiento.
La resistencia de los estudiantes constitucionalistas a la tiranía de los rectores y los encapuchados del odio se ha visto hasta en Cataluña, una tierra donde el peor de los fascismos violentos y subyugadores está siendo alentado por la Generalitat y el sanchismo.
Otro síntoma de la reacción sana que avanza en España y que será capaz de acabar con los abusos e iniquidades de los violentos, corruptos y enemigos de la nación, es el deterioro del independentismo, ahora dividido y con su capacidad de movilización mermada.
Pero los síntomas de la resurrección de la unidad y la legalidad democrática son muchos más y se extienden por toda España. Crecen el patriotismo, VOX no flaquea, a pesar del indigno boicot del PP y del PSOE, crecen el rechazo a los impuestos abusivos, la demanda de que el gobierno adelgace un Estado preñado de indeseables e inútiles con sueldos públicos, la resistencia al despilfarro y el endeudamiento que practican Sánchez y los suyos, el asco ante el uso de recursos y poderes públicos para fines electorales y, en general, el desprecio a una forma antidemocrática, mendaz, rastrera y sin grandeza de violar la Constitución y empobrecer a España, ética, política y económicamente.
Muchos socialistas, abochornados por los abusos y estupideces de Pedro Sánchez y sus secuaces, empiezan a sumergirse porque saben que sus dirigentes se están equivocando y deteriorando la economía, la convivencia y la justicia con abusos, errores y miserias impropias de un gobierno decente. Otros socialistas que conservan cierta decencia se rebelan contra Sánchez y sus traiciones. Algunas encuestas detectan que el 8 por ciento de los votantes socialistas están dispuestos a votar a VOX, algo que exaspera a Pedro Sánchez.
Crece cada día más el rechazo a la voracidad fiscal, representada por la figura histérica de la ministra Montero, a la costumbre de Pedro Sánchez de legislar contra la voluntad popular, al mantenimiento de la corrupción, a subir los impuestos cuando el resto del mundo los baja para defenderse de la recesión y a mentir y manipular, controlando como nadie lo ha hecho antes el sistema mediático, que impulsa una censura cada día más visible y agobiante.
Son agresiones demasiado rastreras, incluso para muchos socialistas, que empiezan a sentirse incómodos desempeñando el papel de impulsores de la crisis económica y aliados de Otegui, Puigdemont y muchos otros delincuentes y miserables mimados por un sanchismo que ya tiene rotas todas sus amarras con el viejo socialismo de Felipe González y de las generaciones de militantes que apostaron por la concordia, que decidieron perdonar y que redactaron una Constitución que ahora es violada con descaro e impunidad por los amigos del revanchista Pedrito.
Hoy, dia de Noche Buena, ¡Viva la esperanza!
Francisco Rubiales