Son las 6 de la tarde en Cuzco, antigua capital de los Andes. Excelente temperatura, 19 grados. Celine sentada en una de las macizas sillas de madera que decoraban el exiguo balcón, que da a una de las estrechas calles alrededor de la Plaza de Armas. ¿Una taza de mate mademoiselle?. Celine sonrie y sigue alabando el ceviche tan rico que habíamos comido en Barra Ceviche, en el Centro Histórico de la ciudad. Habría sido excelente si aquí se fuera inmune al virus que sigue acosando a todo el mundo este año , pero a pesar de todo, lo estamos pasando bien. La calle que vemos desde el balcón del hotel me recuerda a mi infancia , a los momentos previos a la fiesta septembrina en la que se guardaba el rito de la siesta, para después empezar poco a poco a coger el ritmo de la noche. Apenas había pasado una hora desde la primera taza de mate y comenzamos a reflexionar sobre el difícil año y sobre los cambios, a los que como paja que se desprende del campo tras un leve soplo de viento, trae la vida. Un año que,pese a lo arduo que nos brindó, nos ha permitido valorar lo esencial y más valioso ante nuestros ojos. Por un lado, obviamente la salud ,y la libertad de ser quien de verdad deseas ser, sin ataduras, sin prejuicios y con voluntad. Jugamos a retroceder en el tiempo, acorde a la ventura de dos dados, dentro de un juego de azar que reposaba en uno de los estantes del mueble de la habitación. Seis más seis, -vaya- exclamo, 12 años atrás entonces. Apenas recuerdo donde estaba, se me hace cuesta arriba hacer memoria de aquello, por lo que le cedo el turno a Celine. A ver, tres más cinco, ocho años atrás. !Yo si lo recuerdo!, -dijo sonriendo nuevamente- Bueno pues en ese momento viajé a España por primera vez. Todavía me quedaban dos años para acabar la carrera de Literatura Española en París y con el grupo de clase viajamos a Madrid. Está todavía vivo en mi mente , entre otras cosas porque nadie se creía que aún no hubiera cruzado la frontera pese a estar estudiando su idioma, pero mi vida en aquél momento no me daba para tales lujos. Si tuviera que describir la habitación diría que recoge un ambiente de magia y nostalgia en este preciso instante. Ahora ya va oscureciendo y Celine sigue describiendo aquél año de su pasado como si lo estuviera viviendo de nuevo, hasta el más mínimo detalle incluído. Poco que decir querida- asiento con la cabeza. Sigo sin recordar nada, lo cual quiere decir que fue un año vacío, con tristes pinceladas de ego y malos sentimientos a mi alrededor, todo patrocinado por alguien que contaminaba con su frustración y fracaso de vida a los demás . Dejémoslo ahí,!es nuestra noche !. No puedes poner vino nuevo en botellas viejas- jajaja. -!Ves!, mi español es casi perfecto-.