Somos responsables de las decisiones que tomamos y debemos asumir las consecuencias que cada proceso de elección implica; por supuesto, siempre estaremos expuestos a cometer equivocaciones.
A pesar de las debilidades que nos caracterizan en calidad de humanos, es necesario mantener nuestra autoestima en el nivel adecuado para alcanzar lo que anhelamos, sin caer en el extremo del “egocentrismo”.
El cerebro humano necesita establecer objetivos, información clara y precisa para que logremos nuestras metas. Es decir, que “para transitar el camino hay que saber hacia dónde vamos”. Si nos fijamos solo en identificar lo que queremos evitar, lo indeseable, entonces perderemos de vista el horizonte al que queremos llegar.
Esto quiere decir que la confianza que depositemos en el banco de nuestra mente será fundamental para obtener ganancias. Si tenemos conflictos internos y la seguridad en nosotros mismos se está viendo afectada, ¡es el momento de autocuestionarnos!
Eileen Luders, neuróloga de la Universidad de Los Ángeles en Estados Unidos, afirma que la meditación influye en la capacidad que el cerebro tiene de modificarse y adaptarse a los cambios ambientales, mejorando la conexión entre sus neuronas.
Indudablemente, tenemos una capacidad increíble para superar cualquier obstáculo y conquistar el éxito. Lo único que hace falta es mirar hacia al inmenso universo interior, sincerarnos con la sabiduría innata que llevamos dentro para poder definir claramente si las acciones que proyectamos al exterior coinciden con la verdadera esencia de nuestro ser.
En otras palabras, el autocuestionamiento es una clave fundamental para intuir qué decisiones debemos tomar.
“Autocuestionarse” significa hablar con uno mismo o realizar un trabajo de introspección, definido por la psicología como el conocimiento que el sujeto tiene de sus propios estados mentales para hacer una nueva valoración sobre el mundo que le rodea.
La rutina muchas veces nos ensordece, nos ciega y terminamos por vivir de forma casi mecanizada. Absorbemos diariamente una cantidad de información que almacenamos en nuestro inconsciente, lo cual produce a la larga una desconexión con nuestros propios sueños y expectativas.
¿Realmente soy feliz con mi trabajo?, ¿me alimento sanamente?, ¿siento que mi pareja me valora?, ¿debo aprender a decir que sí?, ¿he dejado de cumplir mis metas?, ¿quiero estar más cerca de mi familia?, ¿tengo amigos que enriquecen mi vida?... Si desde hace mucho tiempo, estas preguntas y muchas otras que tienen que ver con tu presente no se han paseado por tu pensamiento, tal vez sea el momento de tomarte un rato para reflexionar, para cuestionarte a ti mismo(a).
Autocuestionarse es tener la fortaleza de reconocernos entre un océano de emociones. Si somos capitanes de nuestro barco, navegantes en el mar de nuestras experiencias, nadie más podrá conducirlo hacia el triunfo. Tenemos la inteligencia y la sabiduría para fijarnos un rumbo, allí adonde la consciencia y nuestros sueños nos impulsen. No tengas dudas: puedes llegar a destinos paradisíacos...
Fuente: La Mente es Maravillosa.
C. Marco