Es de sobra conocido que en este blog son muchos los posts que dedico a desmontar lo que en su día bauticé como “Marketing pseudocientífico”, término con el que me refiero al mal uso del lenguaje científico en la publicidad de muchísimos productos con el objetivo de confundir al consumidor.
En dichas entradas intento dejar claro qué hay de cierto y qué de falso detrás de alimentos, cosméticos, terapias, etc. que abusan de la terminología científica para reivindicar propiedades sin ningún rigor científico.
Si ustedes son seguidores de Scientia tendrán claro que siempre enfoco dichos posts desde el punto de vista de la bioquímica, la biotecnología, la nutrición o la química ya que esas disciplinas son las únicas en las que puedo defenderme medianamente.
Sin embargo hay un área de la ciencia que está íntimamente relacionada con el marketing pseudocientífico y de la que aun no he hablado, la neurociencia, y ya va siendo hora de que aterrice en el blog… pero no seré yo quien les hable de marketing y neurociencia.
Mi querida abuela, que el próximo jueves hará un año que decidió que a sus 95 tacos y con 15 hijos a sus espaldas ya era hora de irse a descansar, siempre repetía aquello de “zapatero a tus zapatos”… así que yo seguiré haciéndole caso y para hablar de marketing y neurociencia les voy a presentar a una neurocientífica.
En la charla TED que pueden ver a continuación Molly Crockett nos deja claro que los cerebros están omnipresentes en el marketing moderno: los titulares declaran que los sándwichs de queso ayudan a la toma de decisiones, mientras que una “neurobebida” dice reducir el estrés. En esta charla directa al grano, Crockett explica los límites de interpretar datos científicos, y por qué todos tendríamos que estar al tanto de ellos.
Son solo 11 minutos pero no tienen desperdicio. Espero que te resulte de interés.
C. Marco