Habiendo sobrevolado los anchos cielos varios cientos de años, Noel sintió algo desconocido que restaba altura a su habitualmente majestuoso y ágil vuelo..Tras toda una vida dedicado a velar las incautas almas de los mortales, de vigilar sus momentos de vida y muerte, de amor y odio, sintió una extraña pesadez,
sintió cansancio..
Abel sabía que aquel era el principio del fin, conocía que sus alas habían cumplido su titánico cometido y que irremediablemente aquella desgarradora sensación le llevaría a verse al ras de suelo, abandonado a su suerte y a expensas de aquellos seres imperfectos y crueles por quienes había velado algo más de una eternidad.
Intentó durante algunas horas que se hicieron tortura interminable mantener la altura que le sostenía fuera del alcance de sus miradas miopes..Sus álulas se desprendieron y los huesos de sus alas crujieron impúdicos..Fue vano luchar contra lo que habría de venir, pronto apenas sobrevolaba las matas de aquel prado como pájaro herido de muerte, como camicace arrepentido de su osadía..y asustado..
El golpe fue duro, el tronco de aquel árbol había frenado en seco su loca carrera y gravedad e inercia se dieron la mano sobre su cuerpo sin fuerzas, vapuleado violentamente como marioneta desvencijada..
Tras un periodo de tiempo absurdo e indefinido, recolocó sus huesos centenarios y maltratados, y una extraña y desagradable sensación se adueñaba de cada centímetro de aquella carne al fin débil, sujeta a las miserias humanas..Era dolor, era hambre, cansancio, miedo..Sintió de repente su cabeza vaciarse como doloroso suspiro irrecuperable y el descontrol y el desasosiego más absoluto se apoderaron de su mente..
Noel ni aún siquiera podía recordar sus días de niñez, cuando aún humano caminaba preso de su propio peso. Encaramado a los afilados riscos donde su madre le trajo al mundo, trepaba de continuo las alturas de los acantilados de Urano y apenas debió usar sus piernas..
***El sol caía lentamente sobre el horizonte herido de muerte; su luz, de una calidez agónica, se agarraba con fuerza a las rocas encrespadas de un paisaje que pareciera soñado. Las casas blancas y humildes como juguetonas doncellas que corretean los vuelos de sus faldas, salpicaban la de la montaña mientras los buitres leonados dibujaban círculos concéntricos sobre su cabeza..
Continúa..
Noel