Se consigna que el procónsul Marco Fulvio Mobilior en el año 193 a. C. después de remontar el curso del Guadiana se apoderó de esta ciudad adentrándose en la sierra para dirigirse a Toledo.
Otros historiadores, por el contrario, hablan de otras localizaciones para esta mítica ciudad, como por ejemplo Valdepeñas o la Nava de Ricomalillo, en la comarca de la Jara (Toledo).
En los años setenta en nuestra localidad se hallaron restos prehistóricos que pudieron ser vestigios de Noliba, o en todo caso, los cimientos donde estuvo asentado el antiguo Yébenes.
En el posible lugar de emplazamiento han aparecido diversos elementos, como platos, monedas, un puñal, restos de un molino romano, dientes de marfil e infinidad de trozos de vasijas hechas de un barro muy bien elaborado.
También se afirma la presencia de una lápida bastante deteriorada con la inscripción DEC II. Como dato anecdótico (y triste de ser cierto), se dice que los pastores de la zona en más de una ocasión han hecho “calicha” con ánforas o botijas que habían sido levantadas al arar la tierra. Por otra parte, en fincas próximas, se han localizado monedas de cobre y tumbas romanas, que contribuirían a reforzar esta tesis.
Otro factor para creer en la existencia de Noliba es el hecho de que una de las calzadas romanas principales (de la que hablaremos posteriormente) atravesaba el lugar. No obstante, no hay pruebas definitivas que establezcan una analogía entre estos restos y esta ciudad de Noliba, y nuestra afirmación parte más bien de especulaciones, que de estudios rigurosos.
http://www.losyebenes.es/pdf/LosYebenes_historia.pdf