Revista Sociedad

Noqueados en un mundo que gira demasiado rápido

Publicado el 25 octubre 2022 por Salva Colecha @salcofa

La verdad es que llevo ya un tiempo un tanto desconcertado. Despistado, desnortado y paralizado como un gato iluminado por los faros de un coche en mitad de una noche sin estrellas. Se me nota, lo sé, hasta en el café Paco me dice que me encuentra un tanto raro, como bajo de ritmo y puede que eso sea exactamente lo que ocurre. Paco es una persona de esas que te cala de una sola mirada, le funciona hasta con los melones, Los mira y dice “este está maduro”. Nunca falla el buen hombre.
Si, tiene razón, esta vez mucho me temo que si lo que querían era bloquearnos, lo están consiguiendo a base de inundarnos con multitud de opciones que siempre acaban en algo parecido al fin del mundo. Cada cual más intrincada que la anterior ya ni sabemos si el meteorito devastador llegará del cielo, la cuestión es llevarnos al límite. ¡Os juro que llevo semanas queriendo escribir un post sobe algo y cuando parece que tenga hilada la idea… ZASCA! Te meten un golpe distinto, donde menos te lo esperas que te deja fuera de juego, y te hace olvidar lo que estabas contando. Ya te digo, noqueado y esa sensación de saber que escribes algo que ya no importa frustra, y mucho. Tanto como para llegar a pensar, muy en serio en tirar la persiana y abandonar esta choza y lo que resulta curioso es que he hablado con gente que también se sube a un cajón de naranjas en mitad de la plaza para vociferar un rato y están igual que yo, uno de ellos me dijo “Puede que esta vez nos estén logrando callar”. Espero que no pero lo que si que es verdad es que nos han acostumbrado a triturar contenido y olvidarlo a una velocidad pasmosa, sin poder llegar a asimilarlo, cerrando todo en falso.
Noqueados. Esa puede que sea la palabra, nos llevan noqueados, con una guerra medieval sin sentido en pleno SXXI que ya va por ocho interminables meses – y nos decían que sería una simple y lamentable escaramuza- que ya nos está haciendo tambalear los cimientos de una sociedad rota que andaba un tanto regulinchis después de la del COVID, del que parece que nadie se acuerde ya. Si conseguimos vislumbrar más allá de la guerra que lo invade todo (o por lo menos que sirve como excusa para todo) descubrimos que en este siglo de marras, ya pesar de que creamos que estamos mejor, nuestras mujeres continúan teniendo que recurrir al valor y la épica – a la que, por desgracia están acostumbradas después de tantos siglos de mordaza- , para que las traten como a seres humanos, me refiero a Irak y los velos, seguro que sabes que aquello continúa, que siguen “desapareciendo” mujeres pero que, como aquí ya “les ha pasado el turno” de los informativos ya parece que ni existan pero no solo allí, aquí, en este país, en tu barrio o en tu propia escalera existe una mujer que calla sus tormentos y que puede acabar siendo la próxima en esa lista de la infamia que no somos capaces de parar.
Nos ha tocado vivir un tiempo descentrado, tanto como que en Gran Bretaña hasta una lechuga es contrincante de una primera ministra, y encima le gana. Un tiempo que gira de un manera demasiado acelerada y loca como para que podamos realmente tener tiempo de pensar si lo que dicen que es la crisis abismal esa que pregonan los de siempre no será más que otra entrega del timo sin paliativos que fue la anterior pero que está consiguiendo que nos volvamos un tanto irracionales y nos larguemos con el primer extremista que nos prometa un poco de pan para comer porque hasta eso vemos ya peligrar. Después dicen que la gente está descerebrada y vota a Meloni. Curioso que cada vez sean más los descerebrados en lugares muy distintos, ¿Verdad? ¿No será que con esta aceleración y esa riada de “apocalipsis a la carta” que nos venden todos los días pretenden justamente eso, llevarnos a la desesperación e impedir que pensemos un poco? ¿No será que cada vez más y más personas se ven fuera del sistema y se convierten en outsiders que creerán a quién sea a cambio de un poco de esperanza? No lo sé, llámame conspiranoico pero lo están consiguiendo, nos están llevando derechitos al mismo punto que a finales del primer cuarto del siglo pasado ¿y sabes una cosa? Eso sí que asusta, mucho.


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