Norbert Désirée, el negro francés que luchó con Hitler

Por Ireneu @ireneuc

Norbert Désirée

Si hay algún rasgo que de por sí, diferencie al ser humano, a parte de su -siempre supuesta- inteligencia, es disponer de un espíritu de contradicción capaz de dejar sentado al más pintado. El mundo de la política, por su visibilidad, es un auténtico escaparate de esta situación en que  por intereses partidistas, personales, por cambio de ideas o por lo que sea, hoy se defiende una cosa y mañana se defiende exactamente lo contrario, o se crean compañeros de viaje que en una situación normal no se producirían. En las guerras, la polarización entre dos bandos puede provocar que gente que debiera estar claramente en uno de ellos, se encuentre, por encajes de bolillos de la vida, justamente en el opuesto, tal como les pasó a los japoneses que participaron en la Segunda Guerra Mundial con Estados Unidos (ver Los Nisei, los japoneses fieles al Tío Sam). Esto, hasta cierto punto puede ser comprensible, pero lo que se escapa de toda lógica es que en un régimen racista y xenófobo a más no poder como fue la Alemania Nazi, donde la supremacía blanca era leit motif de su política hubiese, ni más ni menos que... ¡negros! luchando a su favor. Pues, aunque les parezca mentira, los había, y uno de los más famosos fue Norbert Désirée, un negro más negro que un tizón que luchó durante toda la guerra en el bando nazi. Y no había ido por equivocación.

Recogida de caña de azúcar (1902)

El 12 de julio de 1909, nacía Norbert-Adalbert-Henri Désirée, en Pointe-à-Pitre, capital económica de la isla de Guadalupe, colonia francesa en el Mar Caribe dedicada básicamente y desde tiempos inmemoriales al cultivo de la caña de azúcar. Este cultivo, como pasara en casi todas las islas caribeñas pertenecientes a todas las potencias europeas, empleó una gran cantidad de mano de obra esclava proveniente de África, y aunque la esclavitud se derogó a mediados del siglo XIX, los negros descendientes de aquellos esclavos siempre fueron los parias de aquella tierra. Ello hizo que la vida de Norbert Désirée, no fuera exactamente fácil, sobretodo al tener que sufrir el racismo por parte de los franceses metropolitanos.

Cartel de la LVF pro-nazi

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, su odio hacia los colonizadores franceses, las ansias de independencia de la isla del yugo galo y los rumores de una cesión a los Estados Unidos, le hizo ver con simpatía el movimiento del Partido Nazi en Alemania. Lo de siempre: el enemigo de mi enemigo es mi amigo y, si encima, eres un antibolchevique convencido, el hecho de que Hitler fuera xenófobo y no pudiera ni ver a los negros, no dejaba de ser más que una pecata minuta.
En 1941, Francia había caído en manos de Alemania, y el país estaba en manos del gobierno colaboracionista de Vichy. En esa circunstancia, se organizó la Legión de los Voluntarios Franceses (LVF), original nombre con el cual se recogían voluntarios franceses adeptos al régimen nazi que se dedicarían a ayudar al ejército alemán en sus correrías por suelo europeo. Norbert Désirée, abandonando su Guadalupe natal y, entre sus inquietudes nacionalistas y que se ganaría la vida mejor de lo que podría hacer en su terruño, allí que se fue dispuesto a pegar tiros para defender al Führer.

Frente ruso

Encuadrado en el 3er Batallón de la 10ª Compañía de la LVF, en la cual se podía encontrar gente de todo tipo y color, ajenos -o no- al espíritu racista de la Alemania Nazi, a principios de 1942 Norbert fue destinado a Polonia, al campamento de Deba, donde se entrenaba a los voluntarios franceses, antes de ser enviados al frente ruso. No se le puso ninguna objeción a su participación junto a la Werhmacht (el ejército alemán), pero se ha de reconocer que alguien más negro que Legrá, procedente de una isla caribeña, en medio de la helada estepa rusa, era algo que no era excesivamente habitual..., ni para él mismo, claro.

Entre tanto rubio, un negro no pegaba

A pesar de los primeros problemas lógicos de acomodación al frío siberiano, Norbert Desirée sirvió en el frente oriental hasta 1944, donde destacó gracias a su fino oído (ayudó en 1943, al oír las llamadas de socorro, a salvar un sargento de su compañía a pesar de que sus jefes lo daban por muerto y no le dejaban ir a rescatarlo) y donde mereció diversas medallas por su valor. Ciertamente no tuvo grandes problemas en ejercer su "trabajo" en la LVF junto a los alemanes, pero la cosa ya pasó de castaño oscuro cuando, intentó formar parte de las SS, los temidos cuerpos de élite de Hitler. Desde un primer momento, Himmler había hecho que las Waffen-SS sólo la formasen nazis germánicos de pura cepa, pero el transcurso de la guerra había hecho que las SS se abriesen a árabes, chinos, japoneses, rusos, etc... pero de ahí a admitir un negro... pues va a ser que no.

Campo de concentración de Struthof

Norbert Désirée fue -ahora sí- rechazado por razón de raza para formar parte de las SS y lejos de incorporarlo a otro batallón, como respuesta, el negro nazi fue deportado al campo de concentración de Struthof (Alsacia), donde quedó adscrito en un batallón de trabajo hasta que fue liberado por los aliados aquel mismo año 1944.
El hombre intentó pasar desapercibido ante las nuevas autoridades, conocedor de que su pasado nazi no le iba a beneficiar en nada, pero, a pesar de su discreción, fue capturado por los aliados y sometido a consejo de guerra, donde fue condenado a un año de prisión en 1953. De vuelta a la vida cotidiana, Norbert pasó el resto de sus días trabajando como estibador en el puerto de Burdeos (Francia), donde murió en 1968.

Haberlos, haylos

Sorprende el hecho de que una persona de raza negra decidiera luchar del lado de quien, justamente, hiciera una política activa de eliminación de las razas consideradas por ellos inferiores, pero tal y como decía nuestro protagonista, el racismo que tenía que soportar de los colonos franceses no era mejor que el trato que le podrían proporcionar los nazis. En esta situación en que alguien vive en sus propias carnes una realidad xenófoba diariamente, el hecho de que sea por parte de racistas confesos o camuflados, tal vez sea lo de menos; si, además, la fuerza de los ideales personales pasan por encima de este racismo habitual, posiblemente no debiera extrañarnos tanto el ver ovejas atacando ovejas en una manada de lobos. Sea como sea, y por mucho que nos choque, negros nazis, los hubieron y, desgraciadamente, los hay...
...aunque no lleguemos jamás a comprenderlos.

Norbert Désirée junto otros compañeros no arios en Polonia


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