La esencia del modelo nórdico es la colaboración entre actores sociales fuertes en la vida laboral junto con las autoridades. Pero que ahora los sindicatos llamen a una huelga general política de 2 horas para finales de enero en contra de la propuesta gubernamental de flexibilizar las leyes para hacer mayor uso del empleo de fuerza laboral con carácter temporal no es mas que una signo de una fractura en dicha cooperación.
Durante la reciente reunión de los ministros de trabajo de los Países Nórdicos se habló entre otras cosas del modelo nórdico -donde la OCDE reconoce que los países nórdicos son los que mejor están superando la crisis con bajo desempleo y pocas diferencias sociales; y de cómo los derechos laborales de los trabajadores en muchos países europeos son mermados, de cómo está evolucionando una nueva clase social oprimida con contratos laborales precarios y malas condiciones laborales y que estas tendencias se están empezando a ver también en el Norte.
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Se habló también de la nueva economía de compartición, basada en las nuevas tecnologías y que en muy poco tiempo se ha convertido en un fenómeno global. Empezó con servicios de compartición de coches, bicicletas, vivienda todo ello basado en un mercado digital. Un caso conocido es Uber que intenta entrar en Noruega pero que ya es recibido con recelo. Las autoridades y el sector de los taxis piensan que es ilegal.
Otro fenómeno es Airbnb, que también utiliza la red como medio de ofrecer vivienda entre particulares. En Finlandia el sector hotelero lo ve con preocupación y calcula que en la actualidad tiene una tasa de mercado equivalente a la ocupación hotelera completa de cuatro grandes hoteles en todo el país.
El fenómeno se extiende y en Suecia han aparecido una serie de mercados digitales que ofrecen servicios domésticos y de diferente especie. El Norte puede convertirse en un floreciente centro para la economía de la compartición con beneficio para toda la sociedad, pero da la impresión que la clase política no está a la altura de las circunstancias.
El modelo nórdico está basado en la confianza, se caracteriza por el sobredimensionado sector público, alto nivel impositivo, sindicatos fuertes y mercados laborales rígidos. La aparición de estos nuevos servicios digitales globales amenaza el modelo nórdico porque se crea un mercado de baja calidad, economía sumergida y falta de responsabilidad legal y derechos jurídicos. Asimismo contribuye a acrecentar la precariedad laboral. Cómo van a afrontar estos nuevos retos los países nórdicos? Y cómo se pueden hacer cálculos creíbles sobre un naciente mercado negro?
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En otro orden de cosas aunque en el mismo hilo recordar que estuvo en Noruega hace unos días el economista Thomas Piketty, famoso ahora por su trabajo de recopilación de datos realizado durante 15 años que observa la economía mundial desde hace 250 años donde sostiene que cuando la tasa de acumulación de capital crece más rápido que la economía, entonces la desigualdad aumenta. El autor propone, para evitar lo que denomina un capitalismo patrimonial, los impuestos progresivos y un impuesto mundial sobre la riqueza con el fin de ayudar a resolver el problema actual del aumento de la desigualdad.
El piensa que hay que ser conscientes de que el modelo noruego, que es el modelo social más avanzado que tenemos en Europa, está más expuesto de lo que creemos. El piensa que el actual Gobierno no va en la dirección adecuada: han eliminado ya el impuesto de sucesiones y reducido el impuesto del patrimonio y el de sociedades y esto va a conducir a un mayor aumento de las desigualdades. Este tipo de decisiones mueven a Noruega fuera de sus tradicionales valores socialdemócratas.
La teoría central de Piketty es que las pequeñas diferencias económicas que se dieron después de la segunda gran guerra es una excepción histórica y que en la actualidad se está reproduciendo el modelo del siglo 18 con su enorme diferencia en el reparto de la riqueza. A pesar de que el desarrollo en Noruega no es tan extremo como en los USA, la base de datos acumulada por Piketty muestra que también aquí los más ricos han visto aumentar su riqueza de forma desproporcional. Como ejemplo muestra que los 500 más ricos -0,01% de la población, han aumentado sus ingresos medios en un 458% desde 1 991 hasta el 2 011.
A la pregunta de si hay que aceptar un cierto grado de desigualdad, Piketty respondió:
-Hay que tener un poco de desigualdad para crecer y crear incentivos. Pero las diferencias tienen que ser provechosas para la sociedad. El problema es que las diferencias extremas pueden dañar el crecimiento y socavar las instituciones democráticas.
Y es que como el propio Adam Smith advirtió en su obra La riqueza de las naciones, ninguna sociedad puede ser próspera ni feliz si la mayor parte de sus miembros son pobres y miserables.
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