Este anteproyecto establece que "los menores deben participar en la vida familiar respetando a sus padres y hermanos así como a otros familiares o personas que se relacionen de forma estable con el núcleo familiar", hasta ahí bien, pero es que también dice que "los menores deben participar y corresponsabilizarse en el cuidado del hogar y en la realización de las tareas domésticas de acuerdo con su edad y con independencia de su género".
Y también se regula el comportamiento del menor en el ámbito escolar, al decir, entre otras cosas, que deben estudiar durante el periodo obligatorio y tener una actitud positiva de aprendizaje durante todo el proceso formativo, ¡ahí queda eso! El Estado va a obligar a los escolares a estudiar, ¿cómo se hace eso?
Y por supuesto, faltaría más, se regulan los deberes de los menores en sociedad, al decirse que los niños y adolescentes "deben respetarse a sí mismos, a las personas con las que se relacionan y al entorno en el que se desenvuelven" y concreta distintas obligaciones, como la de "respetar el medio ambiente y colaborar en su conservación dentro de un desarrollo sostenible".
Pues nada, si estas propuestas las maquilláramos un poco, solo un poquito, podríamos decir que se trata de Cuba, Corea del Norte o cualquier otra dictadura. Solo falta que nos digan cómo hemos de cortarles el pelo a nuestros hijos, cómo debemos vestirlos y que hay que adorar al líder.Porque yo me pregunto, ¿quién es el Gobierno para imponerme la organización de mi casa? Mire usted señora Mato, mi hijo colaborará en las tareas del hogar cuando así lo decidamos su madre o yo, el Gobierno no ha de meterse en esas cosas, porque legislar sobre este tipo de cuestiones es muy peligroso, ¿nos dirán el orden para ir al baño?