Nos han dicho que vivimos en una democracia, pero no es cierto porque el sistema nunca ha sido democrático y nos han hecho pasar por democracia lo que era una simple y vulgar dictadura de partidos (partitocracia), una oligocracia que no merece respeto alguno, sin protagonismo del ciudadano, sin separación de poderes, sin una ley igual para todos, sin controles y cautelas para frenar el poder del Estado y de los partidos, sin elecciones verdaderamente libres, sin una prensa independiente y crítica, sin sociedad civil y sin castigo para los delincuentes y sátrapas con poder.
Nos dijeron que el sistema financiero español era de los más fuertes del mundo, pero ahora descubrimos que era mentira y que nuestros bancos están podridos y minados de activos tóxicos, deudas y balances ocultos.
Nos dijeron que no había crisis y que sólo sería un pequeño desajuste, pero estamos casi destruidos, con más de cinco millones de parados, sin esperanza y con una pobreza que avanza cada día más, conquistando los espacios que antes eran prósperos.
Nos aseguraron que el Estado de las Autonomías era un logro y un modelo de gobierno casi perfecto, pero ahora descubrimos que es ingobernable, incosteable y una fuente de conflictos.
Aseguraron que las nuevas generaciones de jóvenes españoles son las mejor preparadas de la Historia del país, pero es mentira porque desconocen el esfuerzo, les falta disciplina y sus carencias en conocimientos básicos son muy grandes.
Nos dijeron que no subirían los impuestos, que ayudarían a las empresas y que con sólo expulsar a Zapatero del poder las cosas iban a cambiar, pero han subido los impuestos, las empresas siguen cerrando, sin mercado y abrumadas por los impuestos, y, a pesar de que Zapatero se ha ido, las cosas siguen igual o peor.
Nada menos que el monarca, cabeza del Estado, nos dijo que "la ley es igual para todos", pero la realidad diaria demuestra que eso es falso, que los poderosos tienen fueros especiales, como los tenían en tiempos del absolutismo la iglesia, la nobleza y el clero. Nos aseguran que el rey está limpio, pero por ahí sale un energúmeno afirmando que tiene decenas de papeles que comprometen a la monarquía por haber ayudado a Urdangarín a realizar sus estafas.
Nos dicen que los banqueros han sido los grandes culpables del desastre actual, pero ocultan la verdad de que los banqueros, como cualquier otro ciudadano o poder, están sometidos al poder político, que es el poder verdadero, dueño de las armas, de las leyes, de la policía, del ejército, del presupuesto, de cientos de miles de servidores, de servicios de inteligencia y de recursos impresionantes.
Nos aseguraron que solucionarían los grandes problemas si les entregábamos mas poder. Hoy tienen más poder que nunca antes y se niegan a devolverlo, tras rodearse, para controlarlo, de policías y servicios secretos. Nos cobran más impuestos que nunca y no sólo no han solucionado ni uno solo de los grandes problemas de la humanidad, desde la inseguridad a la desigualdad, el hambre, la pobreza, la injusticia y la arbitrariedad, sino que nos han conducido hasta una crisis sin precedentes que está sembrando nuestra sociedad de marginados, desamparados, pobres, desesperados y suicidas..
Dijeron que ellos darían ejemplo y que los recortes y sacrificios empezarían por ellos mismos, pero nuestros políticos siguen alejados de la crisis, sin percibirla siquiera, inmersos en la opulencia y el privilegio, sin renunciar a sus escoltas, coches oficiales, centenares de asesores, tarjetas de crédito, sueldos millonarios y pensiones vitalicias.
Dijeron que reducirían el tamaño de ese Estado monstruoso, injusto e incosteable que habían construido con el dinero de todos, pero no sólo no lo han hecho sino que los nuevos gobernantes han colocado también a los suyos, sin expulsar a los anteriores, sin eliminar las administraciones duplicadas, sin someter al Estado a esa brutal dieta de adelgazamiento que necesita para que España sea viable.
Dijeron que escucharían la voz del pueblo y que eliminarían la corrupción, los abusos e injusticias, pero todo sigue igual y se niegan a escuchar el clamor popular que exige que los ladrones ingresen en prisión y que sindicatos, organizaciones patronales y partidos políticos dejen de recibir subvenciones millonarias y se mantengan con las cuotas de sus propios afiliados.
Nunca existieron brotes verdes, negociaban con ETA cuando lo negaban y hasta mintieron a la Unión Europea cuando afirmaron que el déficit público, en el año 2011, sería del 6 por ciento, cuando realmente fue del 8.5, dejando al nuevo gobierno un desajuste dramático de más de 25.000 millones de euros.
Nos han envuelto en un océano de mentiras insoportables y ni siquiera han pedido perdón, ni sienten vergüenza ni arrepentimiento. Son una asquerosa plaga que nos está llevando hasta el abismo.
Pero quizás la mayor mentira de la casta política española a los ciudadanos ha sido ocultarles las verdades más amargas y vergonzantes para que ignoren la existencia de una España impresentable y cargada de lacras, construida por esos mismos políticos que han disfrutado, durante las últimas décadas. de un poder casi absoluto y de privilegios tan grandes como inmerecidos. Nuestra España ocupa un puesto destacado en los rankins mundiales de casi todo lo sucio: blanqueo de dinero, trata de blancas, tráfico y consumo de drogas, violencia doméstica, desempleo, avance de la pobreza, desconfianza en los líderes, desprestigio de los políticos, privilegios de la casta política, Estado irracional, corrupción institucional, abuso de poder, sometimiento de la Justicia y un largo etcétera que convierte a España en un país contaminado al que lo mejor que pueden hacer sus socios es darle la espalda.