Nos hemos quedado sin metas y, por tanto, sin caminos

Por Javier Martínez Gracia @JaviMgracia
“El hombre al ser puro y continuo hacer, estar haciendo, es puro movimiento que va atraído por una meta. Y (…) acontece que esa entidad hombre, cuya única realidad consiste en ir hacia un blanco, de pronto, se queda sin blanco, y sin embargo, teniendo que ir, que ir siempre. ¿Dónde? ¿Dónde ir cuando no se sabe dónde? ¿Qué vía tomará el desviado? ¿Qué dirección el perdido? (Hoy el hombre) tiene la conciencia de un atroz perdimiento (…) No se sabe qué hacer en política, pero tampoco sabe el físico qué está haciendo con su física ni el matemático con su matemática ni el lógico con su lógica ni el poeta con su poesía ni el músico con su música, ni el pintor con su pintura, ni el capitalista con su capital, ni el obrero con su obrería, ni el padre de familia con su familia, y cómo está en crisis y se ha vuelto problemática la relación entre el hombre y la mujer (…) Sin instancias últimas no hay orientación y hemos perdido todas las instancias últimas que pudieran dirigir nuestra vida” (Ortega y Gasset[1]).

[1] Ortega y Gasset: “Sobre la razón histórica”, O. C. Tº 12, pp. 316-317.