¿Nos informan?

Publicado el 10 julio 2012 por Babel2000
Me refiero a los medios de comunicación (prensa, radio, televisión e internet), a través de los cuales procuramos conocer lo que sucede en cualquier rincón del mundo, incluyendo nuestro pueblo. Esos medios, en cualquier soporte, nos transmiten información sobre hechos acaecidos en cada ámbito de su influencia, parcelada según temática (nacional, internacional, economía, sociedad, etc.) Responden al esquema básico del paradigma de la comunicación: E-M-R, un emisor, un mensaje y un receptor.

Sin embargo, nada es tan sencillo, y menos en comunicación. El principio de la comunicación se complica al existir una fuente de información, un codificador, un canal de transmisión, el ruido que distorsiona el mensaje y el contexto en que todo ello se produce y lo carga de sentido. Y estamos hablando sólo de la teoría, partiendo de Aristóteles (orador, discurso, audiencia) para citar los modelos de Jakopson y Shannon, de entre tantos existentes.
Todo en comunicación es mucho más complejo. Los medios, incluso sin ánimo de hacerlo, nos ofrecen una información sesgada y parcial. Elaboran la información para hacérnosla comprensible y asequible, procurando atender nuestras preferencias y sus intereses. Por ello, seleccionan las noticias, nos cuentan una porción minúscula de lo que ha ocurrido en cualquier entorno a los que prestan atención. Ahí se produce la primera manipulación, involuntaria o no, de la información: determinan qué es lo importante y lo que nos debe preocupar, creyendo que así responden a nuestras inquietudes o conforman nuestra atención.
Los lectores estamos atrapados (y muchas veces influenciados) por la interpretación de la realidad que nos brindan los medios de comunicación, especialmente si accedemos a una única vía de información. Ello es fácil de discernir al escuchar la opinión de los consumidores de El Mundo, ABC, El País o Intereconomía: la mayoría de sus consumidores coincide con el punto de vista del periódico o el medio del que son habituales. ¿Responde el medio al gusto de sus clientes o éstos se acomodan a la visión que les ofrece el medio? Aun conociendo que la relación entre medio y cliente no es recíproca, la respuesta no es clara ni determinante.
Cada medio de comunicación pertenece a una empresa mercantil que busca lograr beneficios económicos de su actividad. Es decir, tiene intereses legítimos que defender, que se insertan en un entramado de relaciones sociales, políticas y económicas, que condicionan, aunque sea indirectamente, su producto mediático. Refiriéndose a los informativos de las cadenas de televisión, Angeles Barceló opina: “Los informativos de la televisiones privadas no dan información, es otra cosa”. Y es otra cosa porque deben mantener una audiencia que los haga rentables, su razón de ser. En cambio, los medios públicos, que en principio no están condicionados por la rentabilidad aunque sí por la audiencia, podrían ofrecer una información más plural. Pero están sujetos al control político, como ha demostrado Rajoy, presidente del Gobierno, al cambiar el modelo de elección del presidente de Radiotelevisón Española (RTVE) para colocar a una persona de su confianza (política, se entiende).
Si no nos podemos fiar ni de lo que hablamos, ¿cómo confiar de los medios de comunicación? La única manera de hacerlo es abriendo el abanico de nuestras fuentes de información, procurando conocer las opiniones a favor y en contra de cualquier asunto de nuestro interés, leyendo las versiones que ofrecen unos y otros, para intentar completar el mosaico de interpretaciones en que cualquier hecho se descompone. Con ello es posible que no logremos alcanzar el conocimiento exacto de la realidad, pero al menos evitaremos que se nos inculque una sola versión unificadora y sin contrastar, incluso desde la precaución que nos aconseja Gervasio Sánchez: “Estamos saturados de mala información”. Ello también nos ayudará huir de ese fenómeno social que denuncia con franqueza Javier Marías: “El enorgullecimiento de la ignorancia”.
Y para responder al titular: los medios no informan, pero dan pistas para que lo hagamos. Depende de nosotros, también de usted, amigo lector.