Nos queda la palabra

Por Tiburciosamsa

Escribió Blas de Otero:

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

A mi amiga M. los de Sogecable la dejan en la calle a poco de cumplir los cuarenta, pero no le han quitado la palabra. A continuación copipego un poco editados algunos de los correos que nos ha estado enviando estos días.

Todo esto viene de hace un par de años, cuando empezaron a cargarse Localia, Crisol, luego Cuatro, etc. Nos concentrábamos los sindicalistas en la puerta de la Cadena Ser o de Santillana, haciámos un poco de ruido y nada más. Pronto me di cuenta de que había por allí peces gordos de CCOO que llamaban a Cebrián, Juan Luis, un día subimos a la Ser a entregarle un manifiesto, finalmente solo dejaron que entrara el colega de Juan Luis...


Así que mi desencanto llega cuando descubro que los colegas de Juan Luis o los de mi director de RRHH se reunen en bares o restaurantes para decidir el futuro y al final todo pasa por políticas de destrucción de empleo y engaños a los que ni siquiera podemos ambicionar un monovolumen.


Polanco era muy odiado pero había un rollo ideológico, un discurso progre, algo que hacía que se respetara a los trabajadores, teníamos unos "privilegios" que han ido desapareciendo hasta convertirnos en esclavos de un grupo que tiene de progresista lo que tengo yo de votante del PP. Que se lo digan a los chicos del Carrusel deportivo de la Cadena Ser, se fueron TODOS a la COPE el año pasado, tuvieron suerte, mandan a tomar por culo a un jefazo, echan al director y al final decenas de currantes se reubican por decisión propia en la emisora de los curas, tiene guasa la cosa. Nosotros ni siquiera hemos mandado a la mierda a nadie y vamos todos a la calle.

Nos quedan unos días terribles hasta que se firme el ERE, el 90% de la plantilla no ha querido ver lo que estaba pasando estos meses y hemos perdido la posibilidad de luchar por nuestro puesto de trabajo, ahora nos quedaba la opción de movilizarnos pero ni eso, no he visto tanto miedo en mi vida, así que nada, los temerosos de Dios a rezar y a largarse sin orgullo, el resto nos vamos con la conciencia tranquila de haber perdido dinero en los paros y en las huelgas para defender el puesto de trabajo de los que creían, que si se quedaban dentro, nos echarían a nosotros. Me voy con el orgullo de los personajes de la literatura de Guido Eytel, con la dignidad intacta, perdedora, pero fascinante.


Lamentable, teniendo en cuenta que la media de edad es de 35 años y que han tirado la toalla antes de que empezara la pelea. El ambiente estos días es terrible, caras de pánico, de no lo acepto y sigo currando como si nada, de no te hablo porque tu afán contestatario me recuerda lo pusilánime que soy, de mi vida ya no tiene sentido, de: que se acabe ya por favor.


Eso desde el punto de vista de alguien que lleva casi 13 años en una empresa y cuatro en un comité que se ha quedado repleto de la vieja guardia que ni se ha reunido, y nos convocan en asamblea para ver qué hacemos, y la peña acojonada esperando escuchar soluciones.


Personalmente estoy muy contenta, aunque me hayan tenido que despedir para marcharme de este cutre empleo, ahora tengo unos meses para disfrutar de mi hija y ella de aguantar a la pesada de su madre todo el día, y flipar al ver que papi y mami están más de 5 minutos juntos entre semana, y no sé, voy a ver si acabo mi tesis doctoral, si me preparo una oposición, si estudio edición, si me reciclo y aprendo excell y word, si acabo en otro curro de mierda, no sé, pero por ahora voy a disfrutar del verano que me merezco.
Además, ya no tengo excusa, con 8 años planté un árbol, a los 37 tuve una niña, quien sabe si por fin escribo el libro.

Hablando de EREs, ¿cuántos de los que no hicieron la huelga general están o irán a la calle? ¿De verdad pensaron que no les afectaría? El miedo será libre pero hace que el ser humano saque toda la mezquindad que escondía en algún lugar de su inconsciente.

Pues sí. Esta crisis está haciendo de oro a los empresarios. Mi empresa cierra en Madrid y despide a 600 trabajadores a pesar de los beneficios que ha tenido en el último año. Encima nos quieren decir adiós con un curso de telemarketing, no vaya a ser que alguno se atreva a buscar curro en otro sector con sus dos carreras. A los gerentes, analfabetos funcionales que empiezan los comunicados con: informarle..., a ésos les reubican de jefes. Y mis compañeros como si nada. Que se vayan todos a la mierda. O mejor, a la puta mierda.

Estoy sumergida en la NO- REVOLUCIÓN del satélite esperando que me den por fin la patada en el culo, mientras tanto, muchos están en la calle pensando qué hacer para que no nos sigan dando en el trasero…


No tengo fuerzas para elaborar lo que quiero decirte, tengo una resignada tristeza después de ver el miedo de muchos de mis compañeros, tengo la necesidad de sentirme inevitablemente identificada con todas esas voces del 15-M que se manifiestan sin saber hasta donde pueden o saben llegar, y la razón es porque mis razones son diferentes a tu experiencia, mi sensación nada tiene que ver con lo que tú percibes aunque lo entienda y casi lo comparta, porque he visto ese miedo que vuelve mezquinos a los hombres, he visto cómo es más fácil mirar hacia otro lado y el daño que hace ese temor a la sociedad.
Por eso admiro, respeto y envidio a los que a pesar de lo que tengan que perder, luchan, aunque estén desorientados, pero luchan.
Al final de su relato, de la historia de nuestra Isa, se me han saltado las lágrimas porque estuve en el mismo suelo levantando mis manos y sentí que algo estaba cambiando, pero no quiero desvelarte el final, aunque es hermoso comprobar que incluso desde el suelo puedes levantar tus manos y sentir que nadie puede aplastarte.