Una decisión burda, poco seria y, a diferencia del inicio de los promedios, partidista. La idea de beneficiar a River es muy evidente. El equipo de Matías Almeyda ya descendió, no hay marcha atrás. La única posibilidad que tiene la institución de Núñez es armar un buen plantel y ascender la próxima temporada. Pero aparentemente los intereses empezaron a tocan la puerta de la AFA, a punto tal que aparecen medidas de este calibre. Sin razón y sentido coherente.
El ex Presidente de Quilmes (renunció hace unos días) habló en el programa emitido por TyCSports, ratificó el tema y declaró: “La idea es darle la oportunidad a clubes grandes que hoy están en el ascenso. Habría un alternancia que le quitaría el dramatismo de la vida y la muerte a muchos equipos".
La nueva estructura sería un torneo anual de 40 equipos que se dividiría en cinco zonas de ocho (los “grandes” serían cabezas de serie), aunque todavía no estaría decidido. A su vez, se jugarían interzonales para mantener los clásicos.
A partir de allí, los mejores cuatro de cada grupo conformarían un nuevo torneo de veinte y lo mismo sucedería con el resto. Sin embargo lo más increíble está por venir. De la “zona de ganadores” se decidirá el campeón y los clasificados a la Libertadores pero NO LOS DE LA SUDAMERICANA, que saldrían de los mejores equipos de la “zona de perdedores” (los peores descenderían). Es decir que quien termine 20° no jugará ninguna de las dos competiciones pero el que finalice 21° participará de la Sudamericana. Un hecho injusto y terrible por donde se la mire.
Este no es más que un nuevo acto de incapacidad e inutilidad de la materia gris por parte de los dirigentes que están a favor del proyecto. No sólo por no armar un certamen más simple con 20 equipos que se enfrenten ida y vuelta sino también por no mantener los dos torneos cortos por año.
Esta clase de medidas sirven de explicación para entender el presente del seleccionado nacional. La convocatoria de más de 200 nombres en un año y medio, la falta de relación para elegir un técnico y bancarlo en su puesto, y la real función de Carlos Bilardo como Director General de Selecciones (entre otras). Más allá del resultado, desde la época de Bielsa, es decir 2004, que un entrenador no está cuatro años de corrido en el cargo. Desde allí pasaron José Pekerman, Alfio Basile, Diego Maradona y Sergio Batista. Todos ellos con formas de ser y de dirigir muy diferentes.
Yendo desde Carlos Bianchi hasta Alejandro Sabella, el tema central de la semana, ahora también pasamos por un torneo de 40 equipos. Complicado e inútil. Justamente como las personas que deciden el futuro del fútbol argentino.