Lo bien que caíamos hace pocos años, con lo del milagro español, el buen rollito y demás; y hay que ver ahora, que no nos pueden ni ver. Les explicaré por qué.
Envidia
La Merkel, que si somos unos derrochadores y que hay que ser más serios; el saliente Sakozy haciendo los coros a la walkiria germana; el nuevo presi italiano diciendo que España no es de fiar (consejos vendo…) y United Kingdom vacilándonos de forma descarada en Gibraltar. Eso por no seguir en Europa. En USA, ni nos miran; Argentina nos nacionaliza una empresa y en Bolivia otro tanto, aunque según el Gobierno de España no es lo mismo la Pampa que el Altiplano. En fin, que el mundo no nos quiere ni ver.¿Será por la economía? No sé, hay otros países igual o más jodidos que España y no les pasan estas cosas. Entonces, ¿por qué esa inquina?
Pues es muy sencillo: nos tienen envidia. Y usted se preguntará de qué carajo nos tienen envidia.
Envidia
El mundial, señoras y señores, por haber ganado el mundial de futbol. Argentina pasó por lo mismo en su momento: tras ganarlo lo pasaron muy mal. Todos toleramos casi cualquier cosa de un determinado país. Pero, que te eliminen en un mundial de futbol y que sea otro país quien lo gane, ríete de Aníbal con lo del odio a muerte a Roma. Y ese es el pensamiento de empresarios, líderes políticos y demás gente influyente extranjera (los mercados, al fin y al cabo), que aunque no lo reconozcan, son la causa de esta inquina y este sin vivir.
Envidia de la pechugona
No es que lo razonen y se den cuenta, no. Es visceral, es algo que no lo pueden evitar, que les sale de dentro, del alma. Contra eso, poco se puede hacer, es lo malo de dar envidia. Y ganar un mundial de futbol da mucha, muchísima envidia. Mas que el vecino con coche nuevo.
Ganas tengo de que gane el mundial Alemania. O China, para que se jodan como nosotros y se les bajen los humos. Pero ya falta menos y el tiempo corre a nuestro favor. Entonces, en 2.014, empezaremos a salir del hoyo y otro ocupará nuestro lugar. A no ser que se nos ocurra hacer doblete porque entonces la envidia sería colosal y el sufrimiento inenarrable.
Maldita envidia.