Menos mal que se me ocurrió pensar en mi madre. Y es que mi madre sirve para todo. Lo mismo te cose un disfraz que te cuelga una lampara. Es una joya. Mama que haría yo sin ti. Se puso manos a la obra y se hizo el disfraz en un momentito. Pero claro, como mi hijo estaba a 60 kilómetros no tomo medidas. Cuando le fuimos probar la estrella no había quien se la pusiera. Le quedaba pequeña, pequeñisima y entre que al niño no le gustan los disfraces y aquello le ajustaba como si le estuviéramos poniendo una media pues dijo que nanai, que nos lo pusiéramos nosotras si queríamos. Estaba claro que el disfraz era del tamaño de un niño que abultara la mitad que el mio.
Así que no ha quedado más remedio que hacer otro disfraz (mama te lo agradezco en el alma)esta vez de doble tamaño que el anterior, y se lo hemos probado este fin de semana. Este si que le queda bien y el día 23 espero que cuando vea al resto de niños disfrazados no ponga ningún problema para ponérselo y se deje disfrazar.