Nos vamos a Florencia... bye, bye Malta!

Por El Mundo A La Vuelta @mundoalavuelta
En las últimas semanas los planes cambiaron de forma precipitada y lo que era una escapada italiana se convirtió en un adiós Malta o por lo menos, un hasta la próxima temporada. Dejamos nuestro apartamento así que pasamos la última noche en casa de María, lugar donde comenzó nuestra aventura maltesa. Afortunadamente, nos llevamos buenos amigos de esta experiencia y prueba de ello es que compartiremos este viaje con alguno de ellos.

Hasta las cuatro de la tarde no salía nuestro vuelo a Pisa, pero a media mañana ya estábamos en la parada del X3, directo desde Bugibba al aeropuerto para facturar con tiempo y comer algo por allí antes de embarcar. El aeropuerto de Malta es minúsculo y no hay mucho que hacer, así que cruzamos los dedos para que los de Ryanair no midan la maleta de mano de María y cuando nos queremos dar cuenta estamos sentados en el avión. 
El viaje tranquilo, entre risas, rifas y recuerdos. El avión no iba muy lleno y uno de los auxiliares de vuelo nos deja sentarnos en la salida de emergencia, por lo menos así estiramos las piernas un rato. Aprovechamos para comprar a bordo el ticket del autobús que nos llevará del aeropuerto de Pisa hasta la estación Santa Maria Novella en Florencia, por cinco euros persona y trayecto. Sólo compramos la ida ya que tres de nosotros no teníamos pensado regresar a Malta.
Sobre las seis menos cuarto aterrizamos en Pisa y ya era noche cerrada, algo a lo que nos había costado acostumbrarnos las semanas anteriores en Malta, lo cortos que se hacían los días a diferencia de los meses anteriores. El autobús no salió hasta las seis y media y tardamos una hora, aproximadamente, en llegar a Florencia. 
Después de mucho mirar hoteles y apartamentos, nos habíamos decidido por Gemini Studio & Suites, junto a la estación. Reservamos en Hostelbookers un estudio para cuatro personas para las dos primeras noches, que nos salió por 96 euros. A esto había que añadirle un cargo por limpieza de 25 euros y la tasa turística de un euro por persona, pese a esto, habíamos hecho cálculos y era la mejor opción que teníamos, tocábamos a poco más de 16 euros por noche, tasas y limpieza incluidas. No resultó una mala opción y allí nos alojaríamos los siguientes días en Florencia sin tener que volver a pagar la tasa de limpieza.
La primera noche nos alojaron en una apartamento de la primera planta en el edificio de enfrente. Tenía una zona de cocina con mesa y sillas, un dormitorio de acceso, otro interior con cuatro camas y un baño espectacular. Dejamos las maletas y salimos a pasear un rato, me moría de ganas por volver a ver el Duomo.
Hay tan sólo unos minutos caminando desde los apartamentos hasta la estación. Desde allí, dejamos atrás la iglesia de Santa María Novella y nos dirigimos hacia el Duomo... ¡espectacular!! Hacía trece años desde mi última visita a Florencia y para el resto, era la primera vez, pero Florencia no deja indiferente a nadie.
   
 
El centro histórico es espectacular, estuvimos caminando por Via Calzaiuoli hasta Piazza della Signoria, fotografiamos la estatua del David a las puertas del Palazzo Vecchio, pasamos por la puerta de los Uffizi, el porcellino, caminamos por la orilla del Arno admirando el Ponte Vecchio, Santa Croce y regresamos por Via de Bardi, la calle donde yo viví cuando estudiaba italiano años atrás.

Il Duomo


Ponte Vecchio



El David a la entrada del Palazzo Vecchio

Vista del Ponte Vecchio


El Arno


Benvenuto Cellini en el Ponte Vecchio


Y por fin, el Duomo!

Cenamos unos paninis y pizza en un local que encontramos abierto en Via Ghibellina. Alli estuvimos hablando con el dueño y su amiga, que celebrabra el cumpleaños aquella noche. Era tarde y estábamos cansados, así que decidimos regresar al apartamento para dormir un rato, al día siguiente tendríamos mucho tiempo para visitar la ciudad.