Revista Moda

Nos vamos de boda con Vic y Jero a Santillana del Mar

Publicado el 04 octubre 2013 por Dosenlapasarela
Volvemos a Cantabria para la boda de Victoria y Jero, quienes eligieron para dar el "Sí Quiero" la Colegiata de Santa Juliana, iglesia de estilo románico que data del siglo XII, en Santillana del Mar, en el mismo lugar que hace 31 años se casaron los padres de la novia.

En la petición de mano ya iba implícita la fecha, el 25 de mayo. Y aunque barajaron otras iglesias, finalmente se decantaron por esta, por su precioso retablo, el propio edificio, el espacio y por cumplir el sueño de Victoria: 

"Siempre he tenido clarísimo que Comillas iba a ser donde me casaría; llevo veraneando ahí desde que nací, 27 años sin haber dejado de ir no solo en verano, sino en Navidad y Semana Santa y cada vez que podemos.... Mi madre veranea en comillas desde que es una niña y nos ha inculcado el amor incondicional hacia esa tierra... Reconozco que estoy profundamente enamorada de ese rincón cántabro.... enamorada hasta límites insospechados", confiesa Victoria.
 Y así fue como el 25 de mayo de 2013, Victoria entró del brazo de su padre, al ritmo del "El Oboe de Gabriel" de Ennio Morricone (con oboe in situ), por la puerta de la Colegiata con un vestido precioso hecho por su propia hermana!!! Con la idea de Victoria en la cabeza, inspirada en diferentes trajes y sobre todo en los de su diseñadora de vestidos de novia favorita, Helena Mareque, compraron las telas, fueron adaptando el diseño al cuerpo de la novia y el vestidazo se hizo realidad en tan solo un mes!!!! 
La tela elegida, al ser más tiesa y con cuerpo, fue micado de seda, y las mangas eran de encaje antiguo. Debajo del pecho cosieron una pasamanería comprada en una tienda de Sevilla. "Ha sido de los regalos más bonitos que me han hecho en mi vida."

Por otro lado, decidió que no llevaría velo, porque al probarse algunos se sentía disfrazada. Pero en su lugar, eligió una corona realizada por las chicas de Suma Cruz con un broche de diamantes de la tatarabuela de Victoria, que le dejó su madre el día que anunciaron el compromiso. Aparte, llevó unos pendientes regalo de sus padres, el anillo de diamantes y una esmeralda con el que Jero le pidió matrimonio y la pulsera Riviere regalo de la familia del novio en la pedida de mano.
Para el ramo eligió hortensias, su flor favorita, que también decoraron la iglesia. No era tiempo de esta flor, y la madre de la novia se recorrió Cantabria entera buscándolas.

Los zapatos fueron regalo de Cristina, amiga de la novia y una auténtica apasionada de los zapatos. Juntas eligieron unos zapatos de ZABOL de ante rosa clarito con una lazada muy femenina en la puntera y tacón sensiblemente ancho.... "He de confesar que aunque fueran muy cómodos acabé bailando descalza... Es algo muy típico mío y no iba a dejar de hacerlo en nuestra boda."

Si ya no tener el vestido hasta un mes antes de la boda nos deja boquiabiertas, Victoria nos cuenta cuál fue la anécdota del día:
"Resulta que mientras me estaban peinando (Rosa Cobo, una peluquera local maravillosa que recomiendo totalmente) llamé a la maquilladora para cerrar la hora y me dijo que de eso nada... que no le había confirmado. Así que me vi a dos horas de la boda y sin maquillaje!!! Llamé a mi amiga Reyes y me dijo que me fuera para su hotel que me maquillaban allí encantadas. El resto estaban en la peluquería preparándose así que entre ella, Inés y yo hicimos el apaño... Fue realmente genial compartir con mis amigas este momento, muertas de risa y disfrutando de lo lindo, pues yo estaba relajadisíma... El resultado fue sencillo, natural y "muy yo", justo lo que quería!!!"
La celebración tuvo lugar en la Hostería de Castañeda, un lugar precioso y con un catering delicioso que complementaron con una candy bar. Los novios entraron al salón bailando "Danza Kunduro", de Don Omar, súper divertido y con un ritmo súper pegadizo por lo que todas las mesas se levantaran y bailaran con los novios. El baile lo abrieron Victoria y su padre a ritmo del pasodoble "Suspiros de España", el preferido de él y su ilusión. 
"Siempre ha dicho de querer bailar un pasodoble en las bodas de sus hijas, por eso del toque patriótico (es un enemigo aférrimo del vals, considerándolo una americanada). Mientras lo bailábamos no paraba de preguntarme que por qué no lo habíamos ensayado... Quedó natural y poco a poco se fue incorporando más familia", nos cuenta Victoria. "Cuando acabó el pasodoble bailamos una sevillana mi recién estrenado y flamante marido y yo, tocada en directo por un grupo de flamenco sevillano. ¡Fue una maravilla!!! También totalmente improvisada pero ya con un poco de trampa, pues las bailamos todos los años y es más fácil... Para mí fue de los momentos más bonitos de la boda." 
Uno de los detalles más originales y graciosos de esta boda fue la colocación de un cartel con los solteros y solteras de la boda, en los cuartos de baño del sexo contrario. ¡Debió ser toda una revolución! Acabaron sacando los carteles y había tachones, recortes y.... algún que otro resultado! Dicen que de una boda sale otra y en la nuestra hubo flechazos que duran hasta hoy :)

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"Me casaría otras 15 veces!!! Eso sí... Siempre con el mismo. Pero sin lugar a dudas, la boda es solo el punto de partida, la felicidad de verdad comienza cuando el día termina. ¡La aventura de la vida!"


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