Nos vemos allá arriba (Pierre Lemaitre)

Publicado el 27 diciembre 2015 por Bookworm
SINOPSIS:
Dos de noviembre de 1918.La escena es apocalíptica. Obuses y balas sibilantes acosan a los miembros de la unidad comandada por un teniente sin escrúpulos que desprecia toda vida humana. Es entonces cuando una ola de tierra se abate sobre el soldado Albert Maillard, que cae.
En el umbral de la muerte, Édouard Péricourt lo salva justo antes de que la metralla lo mutile a él. La guerra, ese burdo invento que destruye civilizaciones, acaba de unir inexorablemente las vidas de estos dos hombres.

Ficha técnica del libro AQUI

Efectivamente esta es la historia de dos hombres que quedan unidos en trágicas circunstancias a pocos días del final de la Primera Guerra Mundial, cuando ya creían que lo peor había pasado. O quizás haya que decir que no son dos, sino tres los hombres unidos en esta historia, porque el teniente Henry D’Aulnay-Pradelle, tiene mucho que ver en los motivos por los que las vidas de Albert y Édourd quedan unidas.

Tras un inicio muy intenso en pleno campo de batalla, donde Lemaitre nos presenta a los tres protagonistas principales (dos de ellos en una situación bastante límite), nos trasladaremos con ellos a París y allí nos adentraremos directamente en sus vidas, llegando a conocerlos muy a fondo a lo largo de la novela y es que el autor hace un trabajo magnífico a la hora de construir a estos tres personajes que son tan diferentes y a la vez tan interesantes.

Por un lado tenemos a Albert, un joven de una clase social muy modesta, contable en un banco antes de partir a la guerra y bastante apocado. Él solo piensa en recuperar su puesto de trabajo tras la guerra y volver a ver a su novia. Al pobre Albert muchas veces su conciencia y su falta de decisión lo llevan por la calle de la amargura.

Por otro lado tenemos a Édouard. Un joven de familia acomodada con una capacidad artística para dibujar maravillosa. Édouard tiene una hermana con la que se lleva muy bien y un padre con el que no tanto. El señor Péricourt no acaba de entender ni la forma de ser de su hijo ni su habilidad para el dibujo, que sin embargo para Édouard será fundamental tras la guerra y las secuelas que en él ha dejado.
Y por último tenemos a Henry D’Aulnay-Pradelle. Madre mía, hacía tiempo que no encontraba un personaje literario tan despreciable y sinvergüenza como este, responsable absoluto del giro que toman las vidas de Édouard y Albert, cuya obsesión principal es hacer dinero, del modo que sea y subir en la escala social.
Los tres vivirán una postguerra muy diferente. Albert y Édouard parecen condenados a compartir sus vidas y será con ellos con quien el lector empatice rápidamente. El pobre Albert con una mezcla de agradecimiento y pena, hace lo imposible para que la situación de Édouard, quien ha quedado muy desfigurado tras ese episodio final en la guerra, sea lo más cómoda posible, pues siente que le debe su vida y Édouard, aunque tarda en asimilar su situación parece que ha encontrado la forma de tomarse la revancha por lo que le ha ocurrido, aunque debe contar con la ayuda de Albert (y su conciencia). Por otro lado D'Aulnay-Pradelle, cree haber encontrado la gallina de los huevos de oro, exhumando los cadáveres de los soldados muertos y reagrupándolos en cementerios preparados para ello, por supuesto malversando los fondos destinados a este fin, un hecho que al final de la novela, el autor se encarga de confirmarnos que sí ocurrió, así que esta es una historia que navega entre la ficción y la realidad.

Podría parecer que leyendo esta novela nos adentramos en una postguerra llena de drama y dolor, pero lo cierto es que es una historia muy original, ocurrente, ingeniosa, afilada por momentos y con una gran dosis de ironía. El pobre Albert, a pesar de su forma de ser, sabe ser bastante mordaz y Édouard no se queda atrás.

Es una novela llena de detalles y una crítica en toda regla a las guerras que además de segar montones de vidas inocentes, sirven para que algunos personajes indecentes y sin escrúpulos se enriquezcan a costa ya no solo de los que murieron sino de los que han logrado sobrevivir.
El lector que se adentre en esta novela tras leer, por ejemplo “Vestido de novia”, quizás se lleve una sorpresa, no sé si para bien o para mal, porque esta historia no tiene nada que ver con aquella, no sólo en cuanto al argumento, sino en cuento a la forma en que está escrito. “Nos vemos allá arriba” tiene un aire clásico que pide al lector un ritmo de lectura diferente.  Creo que esta novela es mucho más rica literariamente y me ha encantado adentrarme en ella, aunque pienso que tampoco habría pasado nada, si fuera un poquito más corta.

Seguiré atenta a más novelas de Pierre Lemaitre. Ya he leído cuatro y ninguna me ha decepcionado.