Si el mes pasado hablábamos de “ellas”, en esta ocasión parecía adecuado hablar de los hombres, no por la eterna guerra de sexos de nuestra sociedad, o sí, al fin y al cabo el cine y la televisión no pueden escapar de nuestras obsesiones, al contrario, han de reflejarlas.
Pasamos de “Ellas” en tercera persona a “Nosotros” en primera, esto no es gratuito, claro, desde siempre el sexo masculino ha tenido el protagonismo en cualquier ocasión, y también hoy es así. Si bien en “Ellas” matizábamos sobre el buen rumbo que parece estar tomando la televisión con series como The Good wife o Mad men, también recordábamos las críticas que los espectadores dedican a las mujeres cuando se interponen en el camino del hombre. Si nosotros protagonizamos mayoritariamente todas las cintas se debe al público, pues se siente más cercano a un hombre. Aún conservamos la idea de que si un escritor o guionista escribe sobre los hombres lo hace sobre el género humano, pero si escribe sobre las mujeres, entonces escribe sobre las mujeres. En pantalla ocurre más de lo mismo, todos quieren al personaje que tienen delante si es un hombre y para todos es más fácil sentirse como él. Salir de esa idea sigue siendo muy complicado ya que el público lo sigue asimilando de esta manera. Eso explica nuestro protagonismo.
A excepción de Isabel o (y la menciono a regañadientes) la sempiterna Cuéntame, la ficción española, a parte de mala o muy mala no escapa de los clichés salvo en contadas ocasiones, Velvet, El príncipe, El chiringuito de pepe, B&B, La que se avecina junto con un largo etcétera no sólo no aportan nada nuevo, sino que mantienen los estereotipos. En cine la cosa también es similar. Parece que la ficción española sólo contempla dos tipos de hombres: o bien el gracioso sin grandes atributos físicos con mente despierta para responder, o el macho canónico todo valor y lealtad. Ambos polos varían ligeramente para así contemplar una corta gama de personajes. Es interesante la ausencia de personajes intelectuales, si existen son siempre secundarios y habitualmente homosexuales o extraordinariamente débiles.
Pero en Hollywood también comparten estos prejuicios sobre los hombres, si bien en menor grado. No hay más que ver Los vengadores (2012) de Josh Weedon donde entre todos los hombres protagonistas Tony Stark (a.k.a. Iron man) es uno de los más inteligentes, pero el único que carece de esa valentía sacrificial que parece tan necesaria para ser masculino, pues bien, durante toda la cinta los otros personajes le critican por ello, y el hombre de hierro deberá entrar dentro de los estándares marcados para poder ser aceptado por los demás. Por suerte no todos los casos son así, tenemos Hannibal, una magnífica serie protagonizada por dos personajes atípicos y magníficamente elaborados, se le unen Mad men, la recientemente finalizada Boardwalk Empire, la nueva The Knick, True detective e incluso Castle, que revisionan los roles de los hombres y les dan un relieve distinto fuera de los tópicos.
También hay muchas películas que salen de los cánones acostumbrados, pero los prejuicios asociados a lo masculino están lejos de cambiar, éstos repercuten en el público joven, perpetuando así no sólo su idea sobre sí mismos, sino también en su comportamiento sobre el resto, sobre sus amigos y sobre las mujeres, es por eso que en la lucha por la igualdad, destronar los cánones dominantes sobre los hombres es tan prioritario como la revisión del papel de la mujer en la ficción. Difícil será cambiar nada mientras Tony Stark tenga que demostrar que es tan hombre como el resto haciendo algo ajeno a su personalidad.