Me ha encantado esto… luego me dirán que otras formas de ser hombre, hombre-hombre, hombre de verdad en definitiva… no son posibles.
Una tarde fuimos a visitarle y lo encontramos en la cocina. Llevaba un delantal, fregaba los platos y preparaba la cena para su hijita Colette y su mujer. El amigo con el que había ido trató de bromear: “Pero oye, Durruti, esos son trabajos femeninos”. Durruti le contestó rudamente: “Toma este ejemplo: Cuando mi mujer va a trabajar, yo limpio la casa, hago las camas y preparo la comida. Además, baño a mi hija y la visto. Si crees que un anarquista tiene que estar metido en un bar o un café mientras su mujer trabaja, quiere decir que nos han comprendido nada”.
Manuel Pérez en ¡Campo! (revista campesina); extraído de El corto verano de la anarquía, vida y muerte de Durruti de Hans Magnus Enzenberger.