Notas sobre La Distinción de Bourdieu: (I) ¿El fin del ‘buen gusto’? y sus consecuencias

Publicado el 24 mayo 2020 por Arcorelli @jjimeneza1972

La Distinción, originalmente publicada en 1979, es una de las obras principales de la sociología del último cuarto del siglo XX. A más de 40 años bien podemos decir que es un clásico de la disciplina, y es de hecho una de las obras más citadas de la disciplina.

Toda obra muy conocida lo es, en muchos casos, malamente; y la multiplicidad de citas no siempre corresponde a la multiplicidad de lecturas. El malentendido es el destino de toda obra muy conocida. Pasa con La Distinción.

Un malentendido común, que ha dado origen a múltiples críticas, es sobre una confusión de los niveles empíricos y teóricos en la obra. En La Distinción opera el esquema teórico de Bourdieu (habitus, campos, capitales) y no se entiende sin éste. Pero los resultados de la investigación, la forma en que opera la lógica del gusto, las características que los conforman y los esquemas que los diferencian, son empíricos. Nada en Bourdieu implica que los esquemas analizados para la Francia de los ’60 (que, al fin, provienen de enclasamientos y de habitus bien específicos para dicha sociedad) se encontrarían de la misma manera en otros contextos. Y encontrar que ellos difieren no refuta el argumento teórico de Bourdieu, sólo indica que la estructura del gusto de la sociedad estudiada no sigue los lineamientos de la Francia de los ’60.

Hay varios elementos que encontró Bourdieu en sus análisis que en general otros estudios plantean que ya no funcionan en las sociedades actuales. Aquí nos interesa señalar lo siguiente: En La Distinción se muestra una sociedad en la que existe un gusto dominante, y ese gusto está articulado por una aproximación estetizante y formalista (que será denominada kantiana por Bourdieu). Una estética que produce que para comprender una obra es necesario todo el capital simbólico de ese campo, sólo de esa forma es posible entender todos los juegos y desarrollos formales que están en ella y en los que, de acuerdo a ese gusto, radica el valor estético.

Le mode de perception esthétique dans le forme “pure” qu’il a prise aujourd’hui correspond à un état déterminé du mode de production artistique: un art qui, comme toute la peinture post-impressionniste par exemple, est le produit d’une intention artistique affirmant le primat absolu de la forma sur la fonction, du mode de représentation sur l’objet de la représentation, exige catégoriquement une disposition purement esthétique que l’art antérieur n’exigeait que conditionnellement; l’ambition démiurgique de l’artiste, capable d’appliquer à un objet quelconque l’intention pure d’une recherche artistique qui est à elle-même sa fin, appelle l’infinie disponibilité de l’esthète capable de appliquer l’intention proprement esthétique à n’importe quel objet, qu’il ait été ou non produit selon une intention artistique (Parte 1, Cap 1, p 30)

Contra ello aparece el gusto anti-kantiano de las clases populares, para quienes el valor estético está en el objeto mismo, no en la forma en la cual se aproxima a éste, y que rechazan la actitud estetizante misma

C’est en effet au nom d’une “esthétique” qui veut que la photographie trouve sa justification dans l’objet photographié ou dans l’usage éventuel de l’image photographique que les ouvriers rede la pelliculefusent presque toujours le fait de photographier pour photographier (avec par exemple la photographie de simples galets) comme inutile, pervers ou bourgeois: “C’est gâcher de la pellicule”, “Il faut avoir de la pellicule à gaspiller”, “Il y en a, je vous jure, ils ne savent pas comment tuer le temps”, “Faut avoir rien d’autre à fair pour prendre des machins comme ça”, “c’est de la photo de bourgeois” (Parte 1, Cap 1, p 42)

Eso se habría perdido en la actualidad. En particular, se ha perdido el carácter dominante de ese gusto estetizante. No es que ello implique la pérdida de actitudes de distinción o la oportunidad de diferenciar gustos dominantes de dominados (toda la larga discusión sobre el omnivorismo cultural nos muestra lo complejo de todo ello), y resabios de ese gusto estetizante siguen con nosotros. Pero, al parecer, el elitismo de esta estética se ha debilitado, y defender un gusto que dejaría fuera a buena parte de la población porque no está a la altura de éste se ha debilitado. Algunas de las citas que muestra Bourdieu sobre esta estética formalizante y elitista en la actualidad serían más difíciles de aparecer o aparecerían de manera más defensiva (por ejemplo las de Ortega Suzanne Langer en la p. 32 en su juego de los ‘mejores’ frente a aquellos que ahora ya no tienen excusa para acceder al arte pero siguen sin ir a los museos y por lo tanto muestran la diferencia sustantiva entre lo vulgar y lo distinguido).

Es interesante observar lo que ha reemplazado esa estructura. El debilitamiento de ese gusto dominante formalista es el debilitamiento de sus bases de sustentación social. Lo que permitía la existencia de ese gusto formal era la aparición de un campo artístico diferenciado (Bourdieu analizaría la aparición de ello en una obra posterior, Las Reglas del Arte), y el debilitamiento del gusto que había estado aparejado es el debilitamiento de ese campo y, en particular, de su autonomía.

El arte en el contexto de los ’60 (y en Francia) se había convertido en un campo relativamente autónomo; y la reproducción material de ese campo se había logrado independizar (relativamente) de lógicas ajenas a éste. En la actualidad podemos, más bien, observar que en la operación de las actividades artísticas (y en general en todas aquellas que dicen relación con el gusto) el refortalecimiento de lógicas de rentabilidad o de venta. Contra un gusto formalista que puede ser acusado de elitista se levanta la defensa del gusto popular-masivo y el indicador de ese gusto pasa a ser cuanto venden (o cuanto ayudan a la venta a través de la publicidad en los casos en los que el contenido no se vende directamente).

La desaparición de la dominación de gusto elitista del esteta implicó en la práctica la dominación de la lógica comercial en el campo artístico.

NOTA. Esta serie de entradas no analizará el texto capítulo por capítulo o sección por sección (como las series dedicadas a Las Reglas y a los capítulos iniciales de Economía y Sociedad) sino se limitará a comentar algunos temas específicos.

Las citas son a la edición en francés de Les Éditions de Minuit.