Captura de pantalla sábado 1 de febrero del 2014
Política hacia Cuba distanció a EEUU del resto del continenteAldo GAMBOA/AFP/WASHINGTON. - La Cumbre de la CELAC en La Habana puso en evidencia esta semana cómo la política de Estados Unidos hacia Cuba distanció al gigante norteamericano del resto del continente, coinciden analistas.
La Declaración de la cumbre, firmada por una treintena de jefes de Estado latinoamericanos y caribeños, fue objeto de una enérgica respuesta del Departamento de Estado, para
quien el documento “traicionó la dedicación declarada de la región a los principios democráticos, al respaldar el sistema unipartidista en Cuba”.
“Me parece que Cuba tiene sobre los gobiernos estadounidenses el mismo efecto que la luna llena tiene sobre los lobizones”, dijo el exdiplomático estadounidense Wayne Smith, quien fue jefe de la misión estadounidense en La Habana.
En la visión de Smith, “no hay ninguna razón para que los países no tengan relaciones normales. Considero que nuestra política hacia Cuba es emocional, no es pragmática, no es sensata, y además va contra nuestros propios intereses”.
Por su parte, Geoff Thale, del Washington Office on Latin America (WOLA), dijo que la política estadounidense hacia Cuba “lamentablemente se ha quedado empantanada en el pasado. Fue definida en la Guerra Fría y nunca ha sido reformada desde entonces”.
Thale recordó que el propio presidente Barack Obama fue a Miami y dijo en un discurso que era el momento de actualizar la política hacia Cuba. En su opinión, “una política que fue definida hace 50 años no tiene sentido en la actualidad”
Para el experto, inclusive la idea de que la Declaración de la CELAC fuera una traición a la democracia “es demasiado. Pero todo el proceso es una señal de que nadie más en el continente comparte nuestra posición con relación a Cuba”.
Algunos países, añadió, firmaron la declaración porque “se sienten cómodos” con el sistema cubano, otros porque entienden que Cuba tiene el derecho a tomar sus propias decisiones, y aún otros porque entienden que hay un proceso de cambio en la isla.
“Pero en cualquier caso, firmaron porque nadie más cree que la política de Estados Unidos de aislar a Cuba funcione”, señaló.
Para Smith, la permanencia de la isla antillana en la lista de países que apoyan el terrorismo es el ejemplo más claro de la diplomacia de Washington hacia La Habana.
“La situación no es racional. Mantenemos a Cuba en la lista de naciones terroristas, aún cuando no tenemos ninguna evidencia de que Cuba está envuelta en actividades terroristas”, apuntó.
Estados Unidos, dijo Smith, “tiene relaciones con países que no son mucho más democráticos que Cuba, o países con lo que hemos ido a la guerra. Pero no con Cuba”.
Mavis Anderson, del Latin America Working Group (LAWG) en Washington, dijo que Estados Unidos “debe darse cuenta de que está en una posición de aislamiento y escuchar que el continente dice que esta política está obsoleta, es cruel y precisa cambiar. Y el cambio debe empezar por retirar a Cuba de esa lista de países terroristas”.
Para Anderson, la respuesta a por qué resulta tan difícil para Estados Unidos actualizar su política hacia Cuba está en “la política doméstica. Los gobiernos aún temen represalias de los más rígidos miembros del Congreso estadounidense que son de origen cubano americano”.
Smith, por su parte, señaló que para Estados Unidos “Cuba es un caso especial. El país esperaba que Cuba se torne un Estado de la unión. Ya tenemos una visión diferente de Cuba, pero ese elemento aún está ahí. Simplemente parece que no somos capaces de tener una relación pragmática y sensata con Cuba”.
A su vez, Thale apuntó que otro componente es que “se trata de una isla pequeña, de 12 millones de habitantes, que nunca será una amenaza real a Estados Unidos, al contrario de Siria o Irán”.
Anderson recordó que Estados Unidos y Cuba mantienen conversaciones técnicas sobre cuestiones migratorias o sobre cooperación antidrogas. “Yo tengo la esperanza de que haya conversaciones y discusiones e inclusive planes para movernos en dirección a una nueva política hacia Cuba”.
En tanto, Thale recordó que en sus tiempos de senador, el actual Secretario de Estado, John Kerry, “fue un crítico duro del embargo a Cuba y de la prohibición de viajes a ese país. Yo espero que la actual administración contemple la posibilidad de nuevos pasos concretos.
Estados Unidos mantiene una política de aislamiento hacia Cuba desde 1962, tres años después de que Fidel Castro llegara al poder. Esta estrategia no ha cambiado luego de que el líder cubano entregara el mando en 2006 a su hermano Raúl por motivos de salud. Ambos países carecen además de relaciones diplomáticas desde 1961.