El Gobierno de Aragón se da un plazo de cinco años para conseguir que la iniciativa privada actúe en la estación internacional de Canfranc, que desde ayer es propiedad de la empresa pública Suelo y Vivienda de Aragón tras la firma de la escritura de compraventa por parte del consejero de Obras Públicas, Rafael Fernández de Alarcón, y el gerente de Patrimonio de Cataluña y Aragón de ADIF, Juan Manuel de las Heras.
El objetivo, declaró el primero de ellos, es que la estación, sin función desde el cierre de la vía férrea con Francia en 1970, se convierta en un motor de desarrollo para Canfranc y el valle del Aragón. Para ello cuenta, de momento, con dos proyectos "garantizados".
Por un lado, utilizar la explanada en que se asienta como base de la unión de las estaciones de esquí con un teleférico. Y, por otro, hacer del edificio ferroviario el punto de unión de las relaciones culturales entre Aragón y Aquitania, facilitando la propagación del bilingüismo entre los profesores de uno y otro lado de la frontera, tal y como acordó la presidenta Luisa Fernanda Rudi en un reciente viaje a Burdeos.
Estos planes irán acompañados de acciones destinadas a "atraer la iniciativa privada" en materia turística y cultural, ámbito donde encaja desde la creación de un museo del ferrocarril hasta la apertura de determinada instalación hotelera, pasando por la implantación de un máster en aspectos relacionados con la ecología, el esquí, la montaña y las relaciones internacionales.
El afán por implicar a la empresa privada en el desarrollo de la estación ha provocado críticas de algún partido político, como es el caso de Chunta Aragonesista, que teme que se llegue a la privatización del edificio.
"Yo creo que a lo que se va a llegar es a que consigamos fondos para la rehabilitación, para utilizar el edificio y para crear empleo", replicó ayer Fernández de Alarcón, que aseguró que el proyecto cuenta con el respaldo de la sociedad aragonesa y recibirá fondos europeos al ser de interés internacional.
El consejero de Obras Públicas subrayó que se ha abandonado la idea de abrir un gran hotel en la estación, que se ha sustituido por un establecimiento de menor capacidad en beneficio de opciones como la creación de un centro cultural e histórico y la realización de acciones relacionadas con el esquí. De ahí que la función de estación de trasbordo se traslade a Jaca, adonde llegaría el ancho europeo.
Fuente: El Periódico de Aragón (www.elperiodicodearagon.com)