Está bien que un Banco (Novagalicia, en este caso) pida perdón a sus clientes por sus desmanes. Es decir, por sus excesos, desordenes o tropelías.
Y estaría muy bien que la cosa no se quedara en anécdota y otros Bancos siguieran el ejemplo.
Y no estaría mal que -junto a la petición de perdón- también hubiera una apertura del arrepentimiento a la transparencia y la credibilidad, para reconocer el grado y cantidad de tales excesos, desórdenes y tropelías cometidos, exponiendo al menos una muestra más bien ejemplar de lo hecho.
Y una breve noticia del paquete de medidas que implica el necesario propósito de la enmienda de esas tropelías. Y un atisbo del plan de resarcimiento, o indemnización o compensación por los daños causados...
Porque no basta con una operación de lavado de imagen en las páginas de publicidad pagada en algunos diarios.
Al menos, podrían regalar copias -es un decir- de películas como "Inside Job" o "Too Big To Fail" o "Margin Call", donde las entidades bancarias y financieras -y no suficientemente las políticas o administrativas- quedan a la altura de lo que han hecho.
O brindarse a un productor de cine o televisión para que se pueda hacer la versión local o regional de los eventos semejantes a los que narran esas películas.