No conocía a este escritor hasta que el hombre solitario que observa desde la costa el enorme trasatlántico atrapó mi mirada. Decir que lo leí no sería justo, la verdad es que lo devoré en una sentada. Un par de horas durante las cuales me fue imposible soltarlo, ni siquiera mientras cenaba. Me encantó el formato del libro, el tamaño de la letra, el estilo literario y, por supuesto, la historia. Dondequiera que haya un barco, seguro que allí iré a parar, aunque sea imaginariamente a través de la lectura.
Novecento me atrapó desde la primera línea, como una red en la que me dejé caer y arrastrar sin importar adónde me conduciría, porque el tema de la obra está bordado con esmero y belleza. Un barco en medio del océano en el que transcurre la vida de un pianista enlazada a la vida de un marinero negro con quien no hay manera de no simpatizar. Ese grandulón llamado Danny Boodmann con la fuerza de un tanque, la sonrisa a flor de labios y una sensibilidad irresistible, es un personaje encantador. Y por supuesto, Danny Boodmann T. D. Lemon Novecento, el pianista, cuyo ser interior se desborda cuando toca.
La historia es fascinante, con un piano de cola, música de jazz y un dilema increíble que al final... ¡Guao! Hacía mucho tiempo que no leía nada tan bien escrito, tan bien estructurado, tan literariamente bello, que provoca leerlo de nuevo en cuanto se llega a la última página, para degustarlo palabra por palabra, como se degusta un buen vino, o un aromático y cremoso café.
Antonio Baricco (Turín, 1958), licenciado en Filosofía, dramaturgo, ensayista y cineasta, autor de casi una decena de novelas, dirige el taller de literatura Holden que fundó en 1944 en Turín, y está considerado uno de los más destacados escritores italianos de su generación.