Sobre el libro:El problema no es que el mundo vaya mal, el problema es saber si tiene arreglo. La caída del Muro de Berlín y de la URSS obliga a replantearse el sentido de la idea de la izquierda y de lo alternativo, utilizando disciplinas como el evolucionismo, la sociobiología, la psicobiología y el estudio de la historia. Sobre esta base, podemos sospechar que la expresión «otro mundo es posible» puede encerrar un estado emocional, sobre todo, y/o, en menor medida y para la minoría, racional, porque ser alternativo o de izquierdas no es para las mayorías, como se suele pensar y afirmar, sino para minorías muy formadas y poderosas desde el punto de vista emocional y mental. Caminamos hacia el Mercado, a escala planetaria. A partir de ahí, veremos si es posible o no otro mundo. A estas alturas, los «culpables auténticos» —no esenciales— de lo que está pasando en el mundo, no son los llamados neoliberales sino los que nos llamamos alternativos porque somos presa de emociones y divisiones y porque pertenecemos a una especie, la humana, aún biológicamente inmadura para construir otro mundo mejor.