Llega a nuestras librerías El último pasajero de Manel Loureiro, una novela cargada de misterio que transportará al lector, en más de un sentido, al Valkirie, un trasatlántico de recreo nazi del que todos sus pasajeros desaparecieron en 1939 sin dejar rastro. Salvo un bebé con la estrella de David al cuello.
Manel Loureiro es uno de los escritores más prometedores del panorama español e internacional. Sus obras han alcanzado ventas millonarias en países como Estados Unidos, donde los lectores han podido disfrutar de su magistral modo de narrar y de crear atmósferas opresivas. Ahora, con El último pasajero, nos reta a dejarnos guiar por él en una novela que nos llevará a adentrarnos en un “barco fantasma”, donde el ayer y el hoy están conectados de un modo sorprendente. Agosto de 1939. Océano Atlántico. Noche cubierta por la niebla. Pero no es una niebla normal; es una cortina espesa, densa y amenazadora como el capitán de un mercante irlandés, el Pass of Ballaster, no ha visto antes en todos sus años en la mar. Por eso envía a dos marineros a otear el horizonte desde lo alto del puesto de vigías. Algo le dice que puede ocurrir lo inesperado.
Y así es. De pronto, entre la niebla y el silencio, surge la figura de un imponente buque sin ni una sola luz encendida. El Pass of Ballaster está a punto de colisionar con él. O de pasar de largo. Y quizá hubiera sido mejor así. Pero es uno de los marineros, el más joven, quien lo ve al mirar hacia atrás. Como si una fuerza desconocida le hubiera obligado a ello.
Ahora que lo han encontrado, puede ser un golpe de suerte. Un buque como ese, abandonado en medio del mar, vale un gran rescate por parte de la compañía naviera. Son las leyes del mar. Así que, tratando de comprobar qué ha ocurrido y para iniciar las maniobras de remolque, el capitán del Pass of Ballaster envía a los mismos dos hombres junto con él, en un bote, a explorarlo.
Una vez a bordo, la sangre se les hiela. No parece haber nadie. Sin embargo, creen oír un grito. El grito desgarrado de una mujer. Tienen miedo. Los platos de comida aún están calientes. Es como si todo el mundo hubiera desaparecido de pronto, sin previo aviso, sin una causa racional. Y, en medio de la pista de baile del gran salón, algo se mueve bajo una manta. Es un niño de escasos meses de vida, con la estrella de David en torno a su frágil cuello. Un niño judío en un trasatlántico de recreo nazi.
Los hombres se han separado. Uno de ellos baja a la sala de máquinas. Algo oscuro surge entre las sombras y destruye su cordura. El más joven está en cubierta, en la proa, tratando de conectar ambas naves con una soga remolcadora. El capitán, en el puente del Valkirie, siente también la opresión de ese algo malvado, terrible, que ha tomado posesión de buque… El último pasajero no da un respiro desde que se pone en marcha. Loureiro ha sabido conjugar una narración de ritmo perfecto con una historia llena de intriga, giros, sorpresas, misterio y terror. Una batalla contra el destino en la que los personajes son reales, vívidos, y dejarán una honda huella en el lector que superará con creces el momento en que cierre la última página del libro.
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