Vivir es fácil con los ojos cerrados de David Trueba
Mueren las luces y otra vida se enciende. ¿Qué hay en ese lienzo tan repentinamente activo? Según se mire: unas figuras ficticias, una vulgar radiación o, para los líricos, la materia con que se tejen los sueños. Ésa es la materia de esta obra: un sueño de carne y hueso. Aquí hallaremos la aproximación más física a las entrañas del oficio cinematográfico. También a quienes lo ejercen: los célebres, los anónimos, los artistas, los artesanos, los iluminados o los eclipsados por los focos… En el principio era un accidente que se transmutó en palabras, puro texto. Después, frente a la cámara, llega la hora de
una acción aún discontinua y caótica que cobrará sentido sobre la mesa de montaje. Luego vendrá el espectador, juez supremo. ¿Qué ve en este caso? La España gris (y a veces negra) de los sesenta, un mundo cerrado que, sin embargo, se abre a dichas tenaces. Un profesor de inglés averigua que John Lennon está en Almería. Quiere conocerlo y hacia allí enfila su 850. Dos jóvenes le salen al paso: ambos huyen de algo, cada uno (como todos) con su propia huida a cuestas. El camino será, una vez más, destino. Así arranca la historia cuya historia nos cuenta este pequeño gran libro.
Ficha del libro
Cuando llegue la revolución habrá patines para todos de Saïd Sayrafiezadeh
Los progenitores de Saïd opinaban que la gloriosa insurrección proletaria estaba a la vuelta de la esquina, de modo que lo sacrificaron todo para acelerar su advenimiento. De tan heroica ofrenda al dios de los paraísos futuros no excluyeron ni su matrimonio ni la infancia de su hijo. Ya le habría gustado a él que lo hubiesen consultado antes, sobre todo en lo relativo a la espinosa conexión dialéctica entre la lucha de clases y los monopatines.
El indomable líder de la vanguardia obrera se vio muy pronto constreñido a desertar del frente doméstico para despachar las altas misiones que la historia le asignaba. Pero su esposa (incombustible, leal y abandonada) no cejó en el empeño y, sin dar tregua al capitalismo agonizante, siguió instruyendo al niño en el desprecio a los lujos burgueses que éste tanto anhelaba. Mientras tanto lo sometía a un febril tratamiento de gimnasias militantes destinado a convertirlo en el vástago perfecto de la causa. Ni siquiera faltó un reglamentario viaje a Cuba. ¿Pero qué ocurre cuando el gran día se retrasa? Aquí podrán leer la deliciosa respuesta a esa pregunta tan honda y afligida.
Ficha del libro