Mackenzie no podía creer lo que estaba ocurriendo. Ella era una de esas chicas que siempre pasan desapercibidas. De esas a quien nadie recuerda a no ser que necesite ayuda en algún trabajo para clase. ¿De verdad ese desafortunado incidente podía cambiar tanto su vida?
Mucha gente se volvería loca con este panorama en su último año de instituto. Pero yo no. Yo soy Sutter Keely, el rey de las fiestas. Y no confundas a este filósofo trasnochado con el típico fiestero, tío. Pregunta a Aimee, la nueva chica de mi vida. Ella vio la profundidad del Sutterman desde el momento en que me encontró durmiendo la mona en la entrada de su casa. Sí, vale, Aimee es un desastre social, ¡pero ahí entro yo!
Que todo el mundo persiga sus deslumbrantes futuros si quieren. Yo siempre he estado más que satisfecho viendo cómo se vacía mi botella de whisky y enfrentándome cara a cara con el corazón mismo de… mi espectacular ahora.
En la inquieta mente de Víctor aparecen dos certezas: que para curar a su hermano deberá encontrar la receta del legendario Elixir de la Vida y la convicción de que siente una profunda e irrevocable atracción por Elizabeth, a pesar de saber que la joven y Konrad están enamorados.
Cuando su padre les ordena la destrucción de la Biblioteca Oscura, Víctor sustrae un libro en el que encuentra la formula que promete no solo poder comunicarse con los muertos, sino entrar en su reino, y él, Elizabeth y Henry se encontrarán en el mundo de los espíritus de Chateau Frankenstein, creando y cultivando un cuerpo. ¿Será capaces de traspasar las fronteras de la vida, la ciencia y el amor? Y, más aún, ¿cuánto están dispuestos a sacrificar por ello?