La nueva novela de Paulo Coelho, con su magistral estilo, explora el universo emocional de la mujer, sus dudas, pasiones y secretos, su soledad, su entrega a lo prohibido y su redención.Porque, a pesar de todo, es mejor no vivir que no amar. Una mujer. Un secreto.
Una pasión inesperada que trastoca su vida y sus valores.A sus 31 años, Linda tiene todo aquello que muchos sueñan y pocos logran conseguir: una vida perfecta. Un marido que la ama, unos hijos adorables, una exitosa carrera como periodista y una hermosa casa en Ginebra, Suiza. Y de pronto, sin previo aviso, su vida se pinta de sombras y comienza a temer que nada se transforme, o que todo cambie de improviso.Es en este momento cuando reencuentra a Jacob, su antiguo amor de la escuela, que irrumpe en su vida para sacarla de su letargo y hacerla sentir de nuevo esa pasión que creía olvidada. Atenazada entre la culpa y el placer, ella tendrá que encontrar su propia redención.
Algo terrorífico está ocurriendo en el vecindario. Cada que un niño pone un diente bajo su almohada, a la mañana siguiente, en lugar de una moneda, aparecen regalos escalofriantes: un ala de murciélago, un ojo, una araña, una verruga ¿Será que el hada de los dientes está haciendo un pésimo trabajo? ¿O esto es obra de una criatura diabólica? Por suerte, una nueva dentista ha llegado para librar de la caries a los niños del vecindario. ¿O tendrá otras intenciones?
Susan Michaels había sido una periodista reconocida, con varios premios en su haber, hasta que un escándalo arruinó su carrera. Ahora trabaja en un pequeño diario sensacionalista de Seattle, cubriendo las noticias más inverosímiles. Aunque está sobre la pista de una historia que podría redimirla...Ravyn Kontis nació en un mundo de predadores. Cuatro siglos atrás había sido traicionado por quienes más amaba; perdió a su familia, su honor y su vida, y se convirtió en un Cazador Oscuro. Desde entonces, más letal de lo que jamás había sido, ha luchado en solitario. Sin embargo, si quiere salvar a la humanidad, debe confiar a una mujer el secreto que podría destruirle.
En el mundo de los Cazadores Oscuros la vida siempre es un peligro. Pero nunca tanto como ahora, cuando una mortal podría aniquilar el mundo con solo contar una historia. La pregunta es: ¿lo hará?
La historía definitiva sobre la pasión prohibida entre un ambicioso sacerdote y una hermosa mujerEn una accidentada zona rural en el interior de Australia, tres generaciones de la familia Cleary se abren paso a través de la alegría y la tristeza, la amarga derrota y el triunfo glorioso. Impulsados por sus sueños, dirigidos por la inusitada fuerza de su carácter, los integrantes de esta familia son finalmente destrozados por sus bajas pasiones, la violencia y un escandaloso legado familiar de amor prohibido.
Una emotiva historia de amor, una poderosa épica de lucha y sacrificio y una celebración del espíritu y la individualidad.
Cuando Thad Beaumont, en pleno bloqueo creativo después de que su novela Las súbitas bailarinas optara al Premio Nacional de Literatura y lo perdiera, decidió seguir los consejos de su mujer y publicar una serie de thrillers retorcidos y sangrientos bajo el seudónimo de Geroge Stark, no pensó que le sería tan difícil "deshacerse" de ese otro yo que, sin saber cómo,había dejado de ser ficticio.Cuando el comisario Alan Pangborn apareció en su casa acusándole de un brutal asesinato, Thad quiso afirmar su inocencia, asegurar que nada tenía que ver con todos esos monstruosos asesinatos cometidos tan cerca de su casa, ni con la retorcida mente que protagonizaba sus novelas policiacas, ni con las llamadas de aquella voz que, obscena y susurrante, le pedía por teléfono que se rindiese. Pero ¿cómo podría explicar que sus huellas ensangrentadas aparecieran por todas partes en la escena del crímen?Cuando el comisario Alan Pangborn apareció en su casa acusándole de un brutal asesinato, Thad quiso afirmar su inocencia, asegurar que nada tenía que ver con todos esos monstruosos asesinatos cometidos tan cerca de su casa, ni con la retorcida mente que protagonizaba sus novelas policiacas, ni con las llamadas de aquella voz que, obscena y susurrante, le pedía por teléfono que se rindiese. Pero ¿cómo podría explicar que sus huellas ensangrentadas aparecieran por todas partes en la escena del crímen?