Novela histórica. 1986, 1990, 2014

Publicado el 11 julio 2014 por Squadraeterna @squadraeterna


Año 1990, allí, en Italia, aquel 8 de julio, Alemania y Argentina disputarían su segunda final consecutiva, dos Mundiales marcados por dos combinados, el europeo y el sudamericano. Los germanos lograban su tercer entorchado y Alemania se sacaba en tierras transalpinas la espina de la derrota en México cuatro años antes, donde de 'la mano' de un Maradona estelar, el combinado celeste levantaba el 29 de junio del 86 su segunda Copa del Mundo. 24 años después de una rivalidad histórica, la novela de finales de los 80 vuelve a escribirse. Como cada capítulo, escenario diferente. 13 de julio de 2014, Alemania o Argentina, Maracaná tendrá campeón.
"Una amante exigente"
Casi once segundos duró el orgasmo más placentero de toda una nación. Como las mujeres escotadas de los casinos, Argentina había decidido encamarse con el melenudo cuya mano de tahúr había urdido una trampa ganadora minutos antes. La curiosidad por saber si sus habilidades sobre el tapete encontraban un punto seguido entre las sábanas incitaba al pecado. La magia llegó a pelo, sin preliminares ni profilácticos. Un arreón, un impulso, un vendaval. Y el país quedo encinto.
Gimió el narrador, Víctor Hugo Morales por todos sus compañeros y por él primero, como nadie antes lo había hecho. Derramó lágrimas de culpabilidad por el placer recibido y junto a los demás se entregó a los brazos de aquél hombre que les había hecho felices, con un cigarrillo en la boca esperando el amanecer. Noches inolvidables llegaron después de aquella del ochenta y seis que hicieron recordar las vividas con otros galanes en el setenta y ocho, pero siendo más gloriosas no pudieron ocupar el lugar reservado a la de ese 22 de junio. Arrugada la piel albiceleste con el ocaso de aquél maestro en el catre, la esperanza de recuperar el atractivo se perdió pernoctando en moteles de mala muerte con bienintencionados caballeros que fallaban en el arte de la estocada. Mucha palabrería y poca acción.
Sin embargo, pese a estar escarmentada y endemoniada por el pesimismo, la dama ha vuelto a sonreír. La culpa es de un tipo silencioso que tiene una hoguera en la mirada. Con él mantiene una relación abierta y a distancia. Sufre un martirio cuando le llegan noticias de que hace gozar a su amante y se impacienta por comprobar esa sensación. Tanto que cuando ambos coinciden, la ansiedad cercena la química. La terapia de pareja no ayuda y el chico parece más integrado en otras latitudes. Se entiende mejor con sus amigos, junto a los cuales ha participado en juergas memorables. Quizás por eso cuando vuelve solo recibe reproches y exigencias. Su rostro se encapota y carga con una responsabilidad que le es ajena en el día a día.El amor, cegador como siempre, hace pensar que él puede resucitar las reminiscencias de aquella velada irrepetible. Una certeza en la que apoyarse para seguir dando oportunidades a la relación. Cambiar a alguien no es fácil pero, a diferencia de lo que ha sucedido en el pasado, se atisban indicios de acercamiento. Son tímidos, pero despiertan suspiros y anhelos.
Para comprobar si todo lo que intuye es verdad, Argentina lleva preparándose mucho tiempo para una cita romántica. La cita. Tan hermosa como en su mocedad y ávida de sexo duro; tiene alquilada la limusina, reservado el restaurante, frío el champán y la cama llena de pétalos de rosas frescas. De manera sorprendente el invitado, esta vez sí, parece receptivo. Entregado al castigo del ayuno y tras unos meses de castidad que solo se romperán con una improbable canita al aire antes de acudir al encuentro, parece dispuesto a entregarse sin ambages para conquistar el corazón de la muchacha que lleva tanto tiempo tejiendo en su espera. Solo alcanzará el objetivo haciendo olvidar el polvo del siglo. Tiene trabajo por delante.  
Texto perteneciente a la GUÍA VINTAGE, descarga gratuita. Autor: Carlos Mateos, @cmateosgil en twitter
(1986. Argentina 3-2 Alemania) 
"El sello de identidad: Ganar"
Oír el nombre de Alemania cuando estás hablando de fútbol, hace que tu cabeza piense rápidamente en una palabra: Ganadores. El estilo, el sistema, las posiciones, cómo defender... todo queda en un segundo plano para los alemanes. Lo importante es ganar. Franz Beckenbauer dijo en una ocasión: “Cruyff era mejor jugador, pero yo fuí campeón del mundo”. El mejor jugador de la historia alemana, al pronunciar esta frase, dejaba de lado su estatus como jugador y mostraba su orgullo por ganar. Así son los alemanes. Die Mannschaft . Una de las selecciones más laureadas del panorama futbolístico. Los alemanes se sienten orgullosos de tener en sus vitrinas 3 Eurocopas y 3 Mundiales. Los años 70, con Sepp Maier en la portería, Franz Beckenbauer como líbero y Gerd Müller en punta, fueron los más exitosos del fútbol alemán. La época dorada. Pero antes de aquello, Alemania fue capaz de ganar un Mundial. 1954 marcó un punto de inflexión en el fútbol germano. Se llegaba a la primera final mundialista y desde entonces, Die Mannschaft no ha faltado a ninguna cita. El rival, Hungría. Por aquellos años, la selección más temible, “los Magiares mágicos” de Puskas. Sólo si se producía un milagro, Alemania sería capaz de vencer a los húngaros, que llegaban tras 33 partidos sin perder y además, habían ganado a los propios alemanes por 8-3 en la fase previa. Se consiguió. El “Milagro de Berna” supuso un antes y un después en el país. Fritz Walter o Helmut Rahn habían sido capaces de ganar el primer Mundial para Alemania. La inyección moral en la nación fue tremenda. El fútbol hizo olvidar la guerra.
Los 70 dejaron varios momentos importantes. El primero, justo a principios de década, en México. La semifinal que jugaron Alemania e Italia será recordada para siempre. El partido del siglo llevaría a lo más alto a ambas selecciones. La derrota por 4-3 (5 goles en la prórroga) no supuso un abatimiento en los jugadores, sino todo lo contrario, una motivación por darse cuenta de lo que eran capaces. En los próximos años, lo demostrarían.
Maier, Breitner, Beckenbauer o Müller, fueron algunos de los jugadores que vivieron la época dorada del fútbol teutón. En 1972 se ganó la primera Eurocopa demoliendo a la URSS y 1974 fue el culmen. La condición de local y la victoria en Europa 2 años antes, contribuyeron a que Alemania llegara por primera vez como favorita a un Mundial. No defraudó. La Mannschaft logró en Munich una victoria inolvidable y se coronó por segunda vez, como la mejor selección del Mundo.
Italia 90 fue el último éxito a nivel mundial. Brehme fue el autor del gol ante Argentina en aquella final del “Mundial de los penaltis”. Lothar Matthäus, capitán y posterior Balón de Oro, y Beckenbauer, que consiguió un Mundial como entrenador y jugador, fueron los protagonistas de aquellos años. En el 96, con Klinsmann, Häßler o Sammer en el equipo, se logró el que será el último gran título de Alemania, la Copa de Europa en Inglaterra.
Recuerda, "El fútbol es un juego simple: 22 hombres corren detrás de un balón durante 90 minutos y, al final, los alemanes siempre ganan"
Texto perteneciente a la GUÍA VINTAGE, descarga gratuita. Autor: Jose Gavilán, @futbol_internac en twitter
(1990. Alemania 1-0 Argentina)
Posted in: Equipos Históricos , fútbol internacional , selecciones , Vista Atrás Enviar por correo electrónico Escribe un blog Compartir con Twitter Compartir con Facebook