Llevo un mes muy productivo, escribiendo una de mis novelas inacabadas que tenía por ahí. Ésta en concreto la empecé en 2009, y ahora sé que su destino era estar incompleta hasta este año, ya que la mitad que le quedaba necesitaba de algunas vivencias que he tenido quizás. A veces nos ocurre eso. Estamos escribiendo una novela y la dejamos a medias porque no sabemos como continuarla. Hay quienes se desesperan, pero es algo que a mí nunca me ha pasado.
Desde que comencé a escribir novelas, les pongo el número correspondiente por orden, y lo conservan aunque no las haya terminado porque nunca se sabe cuando van a encontrar ese final o quizás no había que terminarlas, simplemente son una pieza fundamental para escribir otra cosa. Por ejemplo ésta novela es la Nº17. No quiere decir que tenga 16 escritas y terminadas, simplemente que las comencé en algún momento y pueden tener un final o no. (Para quien tenga curiosidad, ahora mismo tengo 25).
Como os decía, estoy muy inspirada últimamente y estoy trabajando todas las mañanas en ella. Me está encantando escribirla. Disfruto mucho. He leído, en algunas ocasiones que escribir es terapéutico. Y es verdad. Cuando escribo me siento mejor y más contenta y positiva para afrontar el día. Sobre todo me ocurrió esto ayer mismo. Me pasé toda la mañana escribiendo y me olvidé del mundo. Me hizo olvidarme de todos mis problemas o preocupaciones. Solo existía mi personaje y su historia. Las letras y las ideas plasmadas. Me sentí pletórica.
Me queda muy poco para terminarla. Me he dado de plazo este mes, ya que a este ritmo la terminaré seguro. Después vendrán las correcciones y directa al registro. Es una buena candidata para ser la siguiente publicación. Ya os iré informando de los avances y si finalmente podéis leerla. De momento lo más importante es lo que me está aportando en el proceso de escribirla, visto lo visto seguro que me trae muchas más alegrías.