Aunque quizá primas hermanas, la novela policíaca y la de suspense no son lo mismo. Cada una posee sus propias particularidades y ofrece al lector un tipo distinto de diversión.
Si eres escritor de novela policíaca o escritor de novela de suspense, es primordial que reconozcas y utilices adecuadamente las particularidades que caracterizan a cada una de ellas. De esta forma, estarás ofreciendo al lector lo que de verdad busca en tu novela.
Novela policíaca
La novela policíaca consiste, básicamente, en colocar un crimen ante el lector (normalmente ocurrido antes de que la propia novela comience) y una serie de pistas que el detective irá descubriendo y siguiendo hasta desenmascarar al asesino.
Qué ofrece la novela policíaca
Puesto que el crimen ocurre antes de que, como lectores, abramos el libro, en realidad toda la emoción que procura una novela policíaca se halla oculta tras las coartadas, mentiras y ocultaciones de los personajes que toman parte en ella. Lo que interesa al lector en este tipo de novelas no es el horrible acto del crimen en sí, sino el desenmascaramiento del asesino: por qué cometió el asesinato, cómo lo hizo y de qué forma lo va a descubrir el detective.
Excavar el pasado
La novela policíaca, por otra parte, es una suerte de excavación arqueológica en el pasado de los personajes. Una vez que el crimen ha sido descubierto, la investigación del detective llevará a conocer no sólo el pasado de la víctima, sino también el de todos aquellos que son sospechosos o que de una forma u otra están relacionados con ella. Se trata, pues, de un viaje al pasado entremezclado con la indagación que tiene lugar en el presente.
Emociones a cámara lenta
En este tipo de novelas, el detective sigue un ritmo pausado y sin demasiados sustos (¿alguna vez has visto a Poirot o a miss Marple siendo perseguidos y tiroteados), y, además, mantiene el control sobre la situación (más o menos). No hay bombas que exploten, persecuciones de coches, ni terroristas que han secuestrado un edificio.
Por ello, al menos en la novela policíaca tradicional (hablaremos de los cambios que la diferencian de la actual en próximas entradas), el lector no se identifica con el detective, sino con alguno de los personajes que circulan a su alrededor. La novela policíaca no es una novela acerca de los problemas que tiene el personaje principal, esto es, el detective o policía; sino una novela acerca de los problemas de alguien que se encuentra envuelto en un crimen. Y es con ese alguien con quien se identifica el lector (insisto en que hablamos de la novela policíaca tradicional).
Novela de suspense
Frente a la novela policíaca, la de suspense presenta unas peculiaridades totalmente distintas. En una historia de este tipo, el lector asiste a un auténtico dédalo de pesadillas para el protagonista que no ha logrado salir de una cuando ya está entrando en otra. En este caso, a diferencia de lo que ocurre con la novela policíaca, el lector sí que se identifica con el protagonista de la historia y son sus problemas los que le interesan. Aquí, el protagonista es el centro de la novela, el héroe.
Emociones al rojo vivo
En la novela de suspense, además, el ritmo emocional que imprime el escritor es frenético. Como ya se ha indicado arriba, nuestro héroe apenas si ha podido superar un reto cuando ya está cayendo en las redes del siguiente.
Por otra parte, mientras que en la novela policíaca la escena principal, el crimen, ocurre fuera de la vista del lector; en la de suspense cada paso del protagonista sucede ante los ojos de éste, al que no se le ahorra ninguno de los horrores por los que ha de pasar el héroe.
Presente y futuro
Mientras que de la novela policíaca decíamos que es una especie de investigación sobre los hechos pasados que han llevado a la consecución de un crimen, en la novela de suspense asistimos en directo al presente de nuestro héroe y adivinamos, o al menos sospechamos, su futuro inmediato.
¿Qué busca el lector?
Aunque quizá con frecuencia un mismo lector guste de ambos tipos de novela, la realidad es que el lector de novela policíaca no busca lo mismo que el de novela de suspense. Así pues, es imprescindible que tú, como autor, determines con claridad el tipo de género que estás ofreciendo, si es que deseas tener un lector complacido.
El lector de novela policíaca
Un lector de novela policíaca busca sobre todo desentrañar un misterio. Disfruta con el rompecabezas que el autor ha ideado para él y husmea, como un sabueso, línea tras línea, en busca de la clave que le permita descifrar el enigma.
En cierto sentido, el antagonista de la novela policíaca para el lector es el propio autor, pues entre ellos se establece una suerte de competición por ver quién es más inteligente de los dos: si uno al pergeñar el misterio o el otro al lograr desentrañarlo.
La novela policíaca es, pues, un reto intelectual para el lector y su resolución satisface las expectativas intelectuales que éste ha depositado en la historia si logra desentrañar la maraña que el escritor ha preparado para él hasta llegar a un resultado lógico.
El lector de novela de suspense
Con la novela de suspense, el lector busca una descarga de adrenalina tras otra. La rapidez con que suceden los acontecimientos y las dificultades en que colocan al protagonista (con quien se ha identificado), suponen una carrera contrarreloj y contra el mundo para el lector. Una competición que experimenta al mismo tiempo que el protagonista y, si el escritor ha hecho bien su trabajo, sintiendo las mismas emociones que éste.
Así pues, mientras que, como ya se dijo, la novela policíaca es un reto intelectual para el lector; la de suspense, además de necesitar esa lógica interna que le dé verosimilitud, supone un desafío a las emociones.
- – – – – – – – – – – – – – -
Bibliografía: How to write killing fiction, Carolyne Wheat.