Noviembre: el más festivalero de los meses

Publicado el 05 noviembre 2011 por Cineinvisible @cineinvisib

No puede existir un mejor comienzo para el baile de festivales de noviembre que el CineGaiMad. Pero el séptimo arte no se queda ahí y este mes nos depara un continuo sobresalto de novedades y sorpresas. Frente a la decisión de algunos políticos de suprimir los certámenes, muestras o festivales de cine por causa de falta de presupuesto (por cierto, inversión infinitamente ridícula comparada a cualquiera de los múltiples escándalos financieros que asolan nuestras instituciones y, en todo caso, inferior al guardarropa de muchas de ellas) la reacción lógica del espectador es asistir, más que nunca, a estos encuentros de libertad, descubrimiento y reflexión que supone la celebración de un festival. Los malos políticos siempre han tenido un miedo atroz a que se conozcan otras realidades porque existe el riesgo de la comparación y, ya sabe, las comparaciones son siempre odiosas para el que sale mal parado.

El Festival de Cine Europeo de Sevilla, que se celebra hasta el 11 de noviembre, ha sabido imponerse, con sólo 11 ediciones, entre los certámenes más interesantes del panorama festivalero español por su cuidada selección. La sección oficial cuenta este año, entre otras, con una burbuja de felicidad, Happy happy, pero, atención, las burbujas tienden a estallar, unas vacaciones que no tienen precio, Holidays buy the sea, y lo último de dos directores geniales, Steve McQueen, con Shame (imprescindible) y el griego Yorgos Lanthimos, con Alps (necesaria), del que también se podrá ver Attenberg. Entre la sección europea de la EFA se exhiben varias perlas, la sensible The Little Room, la eufórica The artist, la sugestiva Infiltration y la película con la que Béla Tarr ha decidido despedirse  del cine, The Turin horse. Pero aún hay más: los ciclos de Amos Gitai y Nikita Mikhalkov, con su flipante 12 y su excelente trilogía  Quemado por el sol y en la excitante celebración del cine ruso, un joya How I ended this summer y, un asalto impresionante al poder, El zar. Si la lluvia en Sevilla es una pura maravilla, su cine es mucho mejor.

El mismo día 11 comienza en Barcelona la Alternativa. En su sección cuenta con una OCNI chino (objeto cinematográfico no identificado), Han Jia (Winter vacation) y además contará con la presencia de dos magos del cine actual, Alain Cavalier y Patricio Guzmán y su maravillosa Nostalgia de la luz. Por su parte, también el mismo día y hasta el 18 de noviembre, pero esta vez en Bilbao, se inaugura el último ZINEBI, excelente festival internacional de cortos y documentales. Si los hermanos Lumière, allá por 1895, dotaron al primer cine de un aspecto documental, Georges Méliès se encargó de crear la ficción. Tras un siglo de existencia, el documental actual ha conseguido recuperar parte del terreno e imponerse con una fuerza impresionante.

El día 18 arranca el bólido del Festival de Gijón: arriesgado, irreverente, iconoclasta e imprescindible. Un festival que no deja de sorprender y recoger las pepitas de cine más extrañas e incalificables del cine mundial. En sección oficial, por el momento, Miranda July presenta The future, una tragicomedia indie con algunos momentos intensamente poéticos, la obra maestra o el total bodrio de Hors Satan (sinceramente todavía lo estoy pensando) del imprevisible  Bruno Dumont, el cuento actualizado de los tres cerditos y el lobo feroz en Les géants, tras el magnífico Eldorado, y la suave Un amour de jeunesse de Mia Hansen-Løve. Y en las tentadoras secciones paralelas, las geniales Youth in revolt, Rubber, Essential Killimg, Tomboy y Attack the block.

Y si aún no es suficiente, un día después, el 19 de noviembre se inicia en Huelva la 37ª edición del Festival de Cine Iberoamericano. Por eso, ya sea en Madrid, Gijón, Huelva, Barcelona, Sevilla o Bilbao, si tienes la suerte de estar en alguna de estas ciudades, no dejes de asistir al festival para que ciertos profesionales de la política se enteren, de una vez por todas, que estamos mucho más interesados en el buen cine que en sus ridículos trapicheos sin interés. Más vale una buena ficción que una triste realidad. Buen festival a todos.