O´Donnell 53
28.009 Madrid
Habitación: 3053Fecha de entrada: 6/04/2016
Tarifa: 89€ SA
El antiguo hotel Convención, situado entre la Maternidad de O´Donnell y el Palacio de los Deportes, cerró sus puertas a finales de 2014 para ser reabierto como el Novotel más grande del mundo en 2015 tras una profunda reforma. Exteriormente el edificio continua siendo esa mole de ladrillo marrón oscuro que ocupa una manzana casi completa y en cuyos bajos se agolpan comercios de todo tipo: desde una bulliciosa sala de fiestas a fruterías, oficinas, zapaterías...
El acceso en coche se realiza desde O´Donnell o desde la calle trasera (Duque de Sesto) hacia un patio interior amplio y luminoso desde el que se accede al hotel y al parking. Ojo, porque el garaje resulta sumamente complicado de acceder para coches algo largos. Más de 4 metros implica tener que sudar maniobrando en mitad de una rampa circular y bastante empinada. En el patio, un portero nos recibe bajo una especie de tejado creado como si fueran árboles modernos y futuristas que reflejan en verde hacia el suelo.Puertas correderas automáticas de cristal nos dejan en la recepción. Gigantesca. Casi como la terminal de un aeropuerto. A la izquierda se adivina el bar y el restaurante. Enfrente el mostrador de recepción y todo lo largo y ancho es una sucesión de butacones para la tertulia o esperar a algún huésped, unas mesas altas con ordenadores para facilitar el acceso a internet. Y todo ello sobre un suelo de mármol marrón cubierto en algunos tramos con gruesas alfombras en gris y verde fosforito. En el techo unas modernas luminarias blancas de caprichosas formas. Todo es gigantesco, y por tanto algo frío e impersonal.
El mostrador de recepción, en blanco, acoge tres puestos de trabajo y un montón de gente detrás. Nos atienden rápidamente. El trámite no es muy largo, y al menos es agradable. Como Gold de la cadena que somos no necesitamos mas que dictar el DNI. Nos indican que nos ofrecen una habitación superior y nos explican la ubicación de la habitación y el funcionamiento del wifi que es gratuito y veloz por todo el hotel. A la derecha del mostrador encontramos los ascensores. Hay cinco o seis (y otros tantos al otro lado) para atender a semejante cantidad de habitaciones. No son nuevos. Posiblemente hayan utilizado los del antiguo hotel y eso contrasta con todo lo moderno que rodea la recepción. Los botones de llamada de unos son distintos de los otros.
Tras la puerta de la habitación todo se ve moderno. Suelo de madera clara casi gris, paredes en color crudo, puertas y mobiliario en marrón oscuro y alfombras claras. Lo primero que encontramos es un pequeño salón. Dos sofás en marrón con cojines rojos, una mesa de centro baja y una enorme pantalla de televisión. Detrás de los sofás y cubierta por una cortina marrón oscura algo "electrizante". una ventana a un oscuro patio interior.
Desde el saloncito, un pasillo que deja a la izquierda la puerta del baño nos conduce al dormitorio. Antes de entrar a él, otra puerta oscura y pesada que consigue que la insonorización interior sea espectacular. El dormitorio es amplio. En los mismos tonos que el resto de la habitación. A la derecha de la puerta, en un rincón, bajo una gran foto de Madrid y junto a una lámpara de pie hay una butaca de lectura. A la izquierda de la puerta un espejo y el display del aire acondicionado. Este funciona correctamente, y dispone de posición auto. Su funcionamiento es bastante silencioso, aunque da la sensación que durante la noche (pasada la medianoche y hasta las 6 de la mañana) se apaga del todo el sistema.
Al fondo de la habitación hay una estrecha ventana a la calle, cubierta por una, también estrecha, cortina. La luz de la mañana entra por los laterales del foscurit. La insonorización exterior es buena. No perfecta, pero buena. Junto a la ventana encontramos el armario. Una puerta corredera que ofrece alternativamente una zona de estanterías o una zona de colgador largo y bien vestido. En las estanterías encontramos una cafetera de cápsulas a nuestra disposición y un minibar con dos botellas de agua de cortesía. En el armario además de la bolsa de ropa sucia, perchas de las normales y un limpiazapatos del antiguo hotel Convención.
La cama resulta magnífica. El colchón muy cómodo, el nórdico muy ligero y acogedor, la lencería suave. El cabecero de la cama, de madera oscura ofrece una luz cálida a su alrededor. Sobre las mesillas, un teléfono, un pequeño block de notas, un lapicero y un par de enchufes en cada lado, lo que se agradece dada la cantidad de gadets con los que viajamos. Dos focos de lectura completan el juego de luces que hacen cálida la estancia en ese edificio tan impersonal.
La ducha es espectacular. En color gris oscuro, de rugosa porcelana de agradable tacto. Dentro, además de una pequeña bandeja con otro champú y otro gel de baño, una fenomenal columna de ducha con "teléfono" y con una enorme alcachofa de efecto lluvia. La presión, el caudal y la temperatura son formidables. También en el lavabo, pero especialmente en la ducha. Tras despertarnos bajo el enorme chorro, un albornoz y un nuevo y agradable juego de toallas (de lavabo y de ducha) nos acogen.
Por la mañana, a la salida no preguntan por el minibar, porque sólo ofrecía agua de cortesía. El trámite podría ser un poco más rápido, pero desde luego, al menos es cordial: buen viaje y hasta la vuelta.
Calidad/precio: 8.5
Servicio: 8.5
Habitación: 8.5
Baño: 9
Estado de conservación: 10
Valoración General: 8.5